Senado
Faltaba Italia
Irlanda remontó la crisis convirtiéndose en una especie de paraíso fiscal para grandes corporaciones, «rampa» que ha de desenredar la UE. Gracias a los populismos distópicos Grecia yace resignada para varias generaciones. El referéndum escocés nos puso en vilo, y el «Brexit» constituye una regresión en las dos orillas del Canal. Portugal, en maniobra parlamentaria formó un frente popular contra la mayoría minoritaria conservadora y hoy gobiernan comunistas y socialistas (enemigos acérrimos) y hasta los antisistema, con un Presidente de derechas elegido por voto directo. El populismo de derechas crece en la Unión a la par que una sedicente xenofobia, sentimentalismos nacionalistas y el «euroescepticismo» en los socios más recientes del Club. La llegada de Donald Trump es una grieta bastante ancha para los intereses europeos. España se ha dado un paréntesis oneroso de un año y aboca una legislatura de Arte y Ensayo, mientras el «Populismo Socialista Obrero Español» ha entrado en taller para medio año de remotorización, y el chisporroteo derogatorio llueve sobre el Congreso. Faltaba Italia, y cae este domingo. Ahora, como colofón de desdichas continentales, el Primer Ministro, Matteo Renzi, saca a referéndum una reforma constitucional que busca una suave centralización de los retales territoriales italianos y mayor facilidad para armar mayorías, degradando el Senado a Cámara provincial, sin paridad con el Congreso. En una nación tan joven (1861)prevalece sin embargo un fuerte sentido de unidad nacional pese a la Liga del Norte hoy solo testimonial de los anhelos separatistas de las regiones más prósperas e industrializadas. La Mafia como institución paralela, una corrupción que empalidece a la española y unos desequilibrios regionales que tampoco tienen algo que ver con los nuestros son el pretexto del referéndum del joven Renzi para pretender más centralismo y concentración partidaria. Nuestros parientes italianos son artistas del equilibrismo político y han llegado a tener cuatro Gobiernos en cuatro años tras la implosión-explosión de los grandes partidos históricos como el socialista, el comunista y la democracia cristiana, pero tras una Ley de Empleo más dura que nuestra reforma laboral el folklórico Beppo Grillo y las Cinco Estrellas trepan por las dudosas encuestas. Los demoscópicos adelantan un ligero triunfo del «No», y peligrosamente Renzi ha uncido su continuidad en el cargo al éxito de su apuesta. No caería solo él sino también el Partido Democrático, Ave Fénix del corrompido PSI. Si pierde serán elecciones anticipadas y un demagogo que propone la salida italiana de la UE. Italia era lo que nos faltaba.
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