Elecciones catalanas

Fracasan las «plebiscitarias»

La Razón
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Falta menos de un mes para que los catalanes acudan a las urnas y el panorama que se desprende de la encuesta que hoy publicamos no invita al optimismo, porque dibuja un escenario de ingobernabilidad. La polarización del voto en dos bloques
–independentistas y constitucionalistas–deja a los Comunes en tierra de nadie con su discurso equidistante. Ciertamente, los Comunes siguen siendo los árbitros de la situación, pero hincar la rodilla ante el secesionismo les va a pasar factura tanto a Ada Colau en Barcelona como a Pablo Iglesias en España, como están reflejando ya las encuestas de estos ámbitos.

Esta polarización está jugando también en contra de ERC, que pierde posiciones en su pulso con Puigdemont. El ex presidente catalán concentra la simpatía en el bloque independentista erigiéndose como el líder natural. Junts per Catalunya ha iniciado su propia cruzada, mientras que los republicanos, que daban por ganadas estas elecciones, han adoptado una postura sumisa. No agreden a Puigdemont ni le disputan el voto. El discurso de Marta Rovira, que afirma que Puigdemont es el presidente legítimo, y la ansiedad de los republicanos por no aparecer como los que rompen la unidad independentista, lastran la candidatura de un Junqueras en la cárcel frente a un Puigdemont erigiéndose como el gran mártir de la causa.

La encuesta registra una alta participación, superior al 71%, que puede quedarse incluso corta ante la movilización del electorado constitucionalista. Ateniéndonos a los datos, los independentistas se quedan lejos de sus principales aspiraciones. Tanto Puigdemont como Junqueras han trazado una hoja de ruta que fija tres objetivos: obtener el 50% de los votos, mayoría absoluta de diputados y que el «bloque contra el 155» sume dos terceras partes de los diputados. Ninguno de los tres se alcanza. Su planteamiento de «elecciones plebiscitarias» hace aguas en los tres frentes, lo que podría justificar su paso atrás en la unilateralidad del proceso, que acabó el 27 de octubre en un absoluto fracaso. Con estos resultados, ERC y JxC fracasarían en su objetivo de justificar en Europa que «la mayoría del pueblo» les ampara en sus veleidades soberanistas.

Los partidos constitucionalistas suben, pero se quedan lejos de afianzar una alternativa al soberanismo. Cs y PSC concentran este crecimiento, redoblando sus esfuerzos sobre los más de 300.000 votos del nacionalismo moderado que en 2015 se quedó en casa o votó la candidatura de Unió. Los constitucionalistas intentarán con este segmento aumentar algo más su techo electoral, pero su alternativa de gobierno se antoja a estas alturas difícil.