Crisis económica
Fuga y hambre
Como en la espiral obsesiva del «Bolero» de Ravel los grandes partidos de la oposición en prácticas reprochan al Gobierno en funciones la fuga de los jóvenes y grandes bolsas de miseria que rebasan la pobreza para llegar al hambre. Era inevitable que una crisis financiera internacional causara estragos en una economía estructuralmente débil como la nuestra, y es cierto que los españoles nos hemos dejado los pelos en la gatera, pero la descripción que hacen las diversas izquierdas de nuestras tribulaciones equivale a las soflamas de aquel cura que desde el púlpito atemorizaba a sus feligreses. Uno le espetó: «Padre, si hay que ir al infierno se va, pero no nos acojone». ¿Cómo se cuentan los jóvenes exiliados por falta de expectativas en España? El Estado sólo puede saber de los inscritos en los consulados, trámite no obligatorio, pero ¿qué saben los partidos de los erasmus, los que han ido a aprender idiomas o tras una novia, los que han encontrado feliz trabajo en el extranjero o han tenido la posibilidad de investigar fuera en centros de referencia? Viajar, vivir y trabajar en otros países es el signo de los tiempos, pero toda la caspa que trae el nuevo cambio parece aspirar a que ningún español salga jamás de su aldea. Valentín Fuster es el fracaso nacional yéndose a EEUU para ser allí el mejor cardiólogo. Nadie sabe el porcentaje de jóvenes que se están expatriando pero si se supone que lo hacen en su libre albedrío, por su bien, y que, por regla general, regresan con el tiempo con la maleta llena de conocimientos y experiencias. ¿Es que se pretende en nombre del cambio retirar el pasaporte a una generación de españoles?
Lo lamento por «Cáritas» pero sus encuestas sobre pobreza son de una imprecisión beatífica porque proyectan sobre el total de una población el número de menesterosos que tan evangélicamente atienden. La malnutrición, la desnutrición y el hambre, las atiende la Iglesia, los bancos de alimentos y, esencialmente, los Ayuntamientos, conservadores o rojísimos, responsables principales de que en el término municipal nadie deje de comer. Sorprende que ni Ada Colau ni Manuela Carmena hayan dicho nada sobre el hambre que han encontrado en sus respectivos municipios. Por otra parte en España no te mueres sin un certificado médico que especifique las causas de tu óbito. No se sabe de un doctor que haya reconocido y firmado un fallecimiento por famelia. Qué raro.
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