Real Madrid

Real Madrid

Gol con franqueo, Keylor Navas

La Razón
La RazónLa Razón

El río suena y el rumor de la corriente desplaza a Keylor Navas y acerca al Madrid a De Gea, intocable de Mourinho, y a Courtois, loco por la música del Bernabéu. El Madrid buscaba portero cuando dio de baja a Casillas y apostó por el costarricense y por Casilla. Sin convicción. Sólo el fax frustró la operación. Del embrollo arrancó Keylor un salario superior y en su primera temporada correspondió con creces a la soldada. Luego se lesionó y de las tinieblas regresó inseguro, apocado y blando. Su sorprendente irregularidad rescató el debate de la portería. Volvieron a condenarle. Hasta El Sadar, donde con una excelente actuación ante Osasuna bajó el volumen del ruido. Mas la vida del cancerbero no es un camino de rosas e Insigne le situó otra vez en el epicentro de un terremoto aplazado. El 0-1 le pilló muy descolocado y a Carvajal, muy frío. De ser una carta, el balón habría necesitado franqueo. Surgió desde tan lejos que dejó en evidencia al meta, oculto después tras la parsimonia napolitana y el relativo acierto rematador de sus compañeros, espabilados a golpes. A la cuarta acertó Benzema y ya en el segundo tiempo Kroos firmó el 2-1, raso y colocado, muy suyo.

Respiró Navas en su retiro, compungido por el error hasta entonces, y celebró como si fuera suyo el golazo de Casemiro. Ganaba el campeón con cierta holgura porque es mejor que el Nápoles, que impone por la rancia ascendencia italiana más que por sus posibilidades reales. No es un equipo compacto y sí una suerte de aventura hacia lo desconocido que se pierde en la suprema categoría individual del Real Madrid, a pesar de lo chusco del 0-1 y de que le cuesta horrores cuajar un partido redondo. Con el 3-1 puede viajar tranquilo a San Paolo, donde seguro que aumentará la cuenta; pero necesita más fútbol para llegar más lejos.