Partidos Políticos
Haz lo que digo, no lo que hago
Los dirigentes de la nueva y ya muy envejecida política enardecían a los suyos con soflamas sobre el asalto al cielo, hasta que han visto la pobreza y la ruina a la que ha llevado el chavismo a Venezuela. No se cansaban de alabar a los charlatanes revolucionarios bolivarianos que iban a convertir aquel país en el paraíso en la tierra. Dan lecciones cada día sobre cualquier materia, y su filosofía se resume en: Haz lo que yo digo, no lo que yo hago. Esta frase es emblema de los hipócritas, de los que tienen un doble discurso, distinto para los demás que para ellos mismos.
Cualquier propuesta, designación o nombramiento que se haga en el PP, se califica por los oráculos de ese recién reaparecido y ya muy desgastado comunismo como dedazo o designación digital y, además, lo acompañan de la más variada parafernalia demagógica —acusaciones, recriminaciones, y rasgamiento de vestiduras—. Pero de ese dicho al hecho de designar «dedocráticamente» a Íñigo Errejón candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid en las elecciones autonómicas, para las que faltan ¡¡¡más de dos años!!!; hay mucho trecho... y mucha jeta. Uno de los que ha hablado de esa designación, «decidida democráticamente en Juego de Tronos», ha sido Ramón Espinar, quien hace poco ganó las elecciones internas en Madrid, y también sentó más atrás al que había derrotado. El vencedor en Madrid, al que seguro que no se le había pasado por la cabeza ser candidato a la Presidencia de la Comunidad, ha dicho que hubo conversaciones para llegar a ese acuerdo y ha añadido: «Lo asumo, lo acepto y estoy contento porque así sea». Para que luego algunos hablen de camarillas alrededor de Pablo Iglesias y no digan nada de lo felices que hace a los suyos. Lo habitual en Podemos es decir una cosa hoy y la contraria mañana. Pablo Iglesias, cuando hablaba constantemente, elogiando hasta el éxtasis, del gobierno de Venezuela «vendía burras» como éstas: «Qué envidia me dan los españoles que viven en Venezuela. Hay muchos intereses mediáticos centrados en que no se conozca lo que sucede en Latinoamérica». Sin embargo, ahora se enfadan cada vez que alguien les habla de Venezuela y del desastre que han causado sus admirados chavistas. Los que antes denunciaban un complot de los medios de comunicación para impedir que se contaran los «éxitos» de Maduro, ya no quieren que se conozca lo que está pasando allí y proclaman muy ofendidos, sin que se les caiga la cara de vergüenza, que hay que hablar de España y no de lo que ocurre en Venezuela, aunque se esté persiguiendo y encarcelando a políticos que no han cometido ningún delito.
Los líderes del nuevo partido populista, bastante raído ya, hacen las mismas cosas que antes criticaban. Anunciaron que iban a dar un giro a la que denominan vieja política, y lo han dado. Ha sido un giro de 360 grados, que como todo el mundo sabe, es volver al mismo sitio. Son exactamente los grados que tienen los círculos y debe ser por eso por lo que hablan tanto de ellos, porque harán lo mismo que lo que con gran cinismo reprobaron antes. Aunque no se sabe por qué, o sí, pero da la impresión de que Íñigo Errejón ya no ve círculos en su partido, parece que ahora por el contrario ve una pirámide.
De los dichos de Podemos a los hechos del Partido Popular hay cada vez más trecho y más evidencias.
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