José Antonio Álvarez Gundín

Heroína de la libertad

Acaba de llegar a España, tras varios años de batallar para salir de la isla sin necesidad de hacerlo a nado, la periodista cubana Yoani Sánchez, probablemente la personalidad más seductora de la disidencia y, sin duda, la más corrosiva para la dictadura castristra. Es una mujer fuerte, corajuda y brillante. Habla con la elocuencia de la libertad y escribe con la elegancia de los ángeles. De no haber sido por internet, que ni siquiera las alambradas del régimen han podido aherrojar, nada habríamos sabido de sus anhelos y sueños, de sus victorias menudas y de sus grandes frustraciones; en suma, de su tenaz empeño en ser libre en medio del presidio que regentan los Castro como una plantación de esclavos. Desde hace una década se bate el cobre por el derecho a discrepar y a no marcar el paso a toque de corneta. Ha soportado escraches y repudios en la puerta de su casa, ha envejecido bajo la sombra de la Policía política, ha sido detenida y encarcelada, demonizada y estigmatizada por la prensa y la televisión oficiales... Un currículum así no se labra en una sola vida, y ella aún no ha cumplido los 40 años. Pero ha aguantado a pie firme las embestidas y le ha ganado la partida a una tiranía atroz y asesina. Yoani Sánchez ha alcanzado lo imposible: ser una de las blogueras más seguidas del mundo en un país donde internet está reservado sólo a los militantes del Partido Comunista y a los hoteles turísticos. En España despierta admiración y todos le aplauden. Todos , salvo la izquierda. Nadie, ni uno solo de los variopintos movimientos «indignados», ya sea el 15-M, el 25-A o la Plataforma de Ada Colau, ha tenido a bien solidarizarse con su lucha por los derechos humanos. Tanto pontificar sobre la democracia real y cuando tienen ante sí a una heroína de la libertad que se ha jugado literalmente la vida escurren el bulto. Tal vez porque les humilla la comparación.