Paloma Pedrero

Hijos que maltratan

Aumenta el número, casi diez mil denuncias de padres y, según dicen, lo hace menos de un veinte por ciento. Como en todo, canalla injusticia, en el ochenta por ciento de los casos es la madre la que sufre especialmente los malos tratos de los hijos. Amenazas, gritos, portazos, golpes. Para que se llegue a la denuncia ha de ser insoportable.

En un Congreso reciente han tratado el asunto. Se conoce como el «síndrome del emperador». El perfil es curioso: joven de clase no marginal que abusa de sus padres para obtener metas mediante amenazas. Suele ser inteligente, tirano, no acepta límites y habitualmente proviene de familias con padres muy afectuosos y educados que lo tratan como igual, tomando decisiones democráticas con él.

Que sí, que hemos pasado de temer a los padres a temer a los hijos. Y no hay forma de encontrar el término medio. A estos adolescentes de ahora no hemos sabido transmitirles que tienen obligaciones, que han de ser responsables de su existencia, que hay que honrar a los mayores, que la vida no la regalan.

Estos pobres emperadores saben, desde antes de tener uso de razón, que pegar a un niño está penado y que ellos son los reyes del mambo. Porque en esta sociedad estúpida se valora lo nuevo, lo terso y lo ignorante. En esta sociedad idiota un anciano es un marginado; un ser sensible, un friki; y una madre una pesada. Por eso ellos, los hijos tiranos, no se callan ni debajo del agua, no quieren trabajar, utilizan el hogar como hotel gratuito y se sienten víctimas de todo y todos. Víctimas que esperan una justicia caída del cielo. En fin, que lo hemos hecho mal. Pobres chicos, emperadores de la nada.