Alfonso Merlos
Huida en Vespa
La Vespa de Monedero como metáfora. El capricho que se da un millonario en invertir algo más de 100.000 de las antiguas pesetas en presentarse (cuando se presenta) motorizado en la Complutense (¡qué derroche! ¡Qué estilo!). Es el síntoma que explica una realidad: la de un partido que, con la sombra de la financiación ilegal chavista en su cogote, se decide a hacer un striptease ante las gentes de este país –que diría el camarada Iglesias– para dar detalles que no interesan a nadie, sin exhibir lo fundamental (¡ay la transparencia a medias!).
Sí. Estamos ante la burda cortina de humo, esa táctica fácilmente detectable a la que por lo visto solo recurrían los viejos partidos de la Transición cuando se veían acorralados por la opinión pública, los medios de comunicación y hasta la justicia. Porque ése es el quid de la cuestión: si el ideólogo en jefe de los coletudos no hubiese mentido ni falseado su comparecencia para explicar de dónde salen formidables sumas de dinero, esta película que se han montado el conjunto de los dirigentes radicales estaría fuera de lugar.
Sería recomendable que el Politburó de Podemos dejase de tratar a los ciudadanos españoles como súbditos o hoolligans de un régimen autoritario, tercermundista o caribeño. Es una actitud irrespetuosa, enteramente impostada, en el fondo desafiante, y que no hace sino dejar entrever los tics bananeros de esta tropa tan apegada a sistemas políticos de latitudes caribeñas.
Ya se sabe que estos antisistema se han erigido en lo más de lo más, que son «la crema». Pero esta última jugada tampoco cuela. ¿Será necesario que llamemos por teléfono a Maduro para que de una vez nos cuente las cuentas de estos cuentistas?
✕
Accede a tu cuenta para comentar