
Martín Prieto
La caída de los tabúes
Cuando Zapatero defendía desde el arengario su Ley del Matrimonio Homosexual, acabó mirando a los ojos a Mariano Rajoy, diciéndole: «...amor, éste es un problema de amor», y al entonces jefe de la oposición se le ponía cara de póker, yo creo que temiendo que el presidente del Gobierno se le estuviera declarando. Luego supimos que fue empeño personal de ZP el tener por matrimonio lo que podía haber sido una unión civil, porque desde la izquierda a la derecha cabía un consenso de nomenclatura sin banalizar una institución milenaria y antropológica que ya se desmaya en bodas en un plató de televisión. Aunque manden los obispos según alguna cefalópada socialista; la sociedad española ha sido muy cordera con el matrimonio de género que sí ha sido tomado en serio en Francia, patria de las libertadas individuales. La homosexualidad se pierde en la noche de los tiempos, pero Julio César (la esposa de los patricios romanos y el marido de sus matronas) se casó con Calpurnia porque la familia heterosexual es un pilar de la civilización. Así lo entiende casi la mitad de Francia, donde no crece la homofobia, y sí el derecho de los hijos a tener padres naturales o acogidos por un padre y una madre (o un desparejado) y no por progenitor A y otro B, denominación vergonzante. Las puertas que se derriban siempre conducen a otro lugar más alejado. Conozco el secreto de hermano con hermana, de padre e hija, de hija con el hermano de su padre. Junto con el canibalismo, el incesto es tabú, aunque hoy los avances del estudio genético prevén una descendencia tarada por la consanguinidad. Parejas clandestinas que en lo que queda de siglo se convertirán en tótem de la mano de la equiparación entre matrimonio de cualquier sexo. A la postre, si sólo atendemos al amor, esa alteración transitoria de la lucidez, podríamos pasar de la libre unión entre bípedos implumes a la legalización de la zoopederastia. Los tabúes no surgen de las cavernas tenebrosas, sino del desarrollo de la conciencia humana. O respetamos el tabú, o todos caníbales.
✕
Accede a tu cuenta para comentar