Iñaki Zaragüeta
La gran política
El reciente acuerdo entre los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin sobre Siria demuestra la politización partidista de la izquierda en el Consejo de Europa respecto a la visita a aquel país del presidente de la Asamblea, el español Pedro Agramunt. He leído con atención el resultado de la entrevista entre los dos mandatarios y el pacto de declarar una tregua en el suroeste de Siria. De alguna forma, con ello Trump ha dado la razón al empeño de Agramunt en dos aspectos. Primero, que se deben tender puentes con Rusia. Si lo hace la primera potencia mundial, con más razón Europa. Dos, quizá deberían haberle escuchado más que anatematizarlo cuando a su regreso de Damasco afirmaba que la solución pasaba por sentar a una mesa a EEUU y Rusia.
Comprobado lo sucedido, se entiende mejor que el ataque a Agramunt proviene de argumentos no tan nobles como los expuestos hasta ahora, especialmente cuando fueron espoleados desde la izquierda radical y por los intereses de algunas naciones en conflicto con Putin.
Quizá Agramunt pudo estar más acertado y haber institucionalizado su periplo, pero me apunto a la tesis de mi amigo Rogelio de que es hora de un cambio por parte de Europa y tener mayor protagonismo y participación en los problemas internacionales sobre todo si le afectan. Demasiado cambio, porque la Historia indica que al menos a partir del siglo XX ha demostrado incapacidad para resolver sus propios conflictos. Se los ha solventado Estados Unidos, a los que una moda injusta se empeña ahora en denigrar.
Mientras tanto, la vicepresidenta del Gobierno valenciano una semana en Gaza. ¿A qué? Así es la vida.
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