Iñaki Zaragüeta
La holganza de sus señorías
Nuestros diputados han debido renunciar a ser felices y a vivir cien años, o se ciscan en los consejos de los sabios cuando afirman «la actividad es lo que hace feliz a las personas» o «sólo en la actividad desearás vivir cien años».
Lo comentaba ayer mi amigo Rogelio cuando hablábamos de los políticos mientras contemplábamos desde El Portet de Moraira el Mediterráneo con el Peñón de Ifach como fondo, rincón comparable cantidad de días a los lugares más privilegiados del mundo. Y lo decía al analizar la nula actividad del colectivo con escaño en la madrileña carrera de San Jerónimo. Nada de trabajo y sueldo completo a percibir. Lo que en español castizo «un auténtico chollo».
Sé que agosto no es un periodo tradicional para ganar el pan con el sudor de la frente, pero no lo es para quienes han merecido descanso después de doblar el lomo durante los doce meses anteriores. No es ése el caso de sus señorías, bueno de la práctica totalidad de ellos, que llevan un curso que para sí lo quisieran el resto de los mortales.
Tienen una ventaja añadida, si la desidia es una ventaja, que no están obligados a recuperar el tiempo perdido. Lo pasado, pasado está. Ni hablar de aquello «pocas cosas resultan imposibles para la diligencia y la actividad».
Confiemos en que este escenario se acabe y las negociaciones para investir a Rajoy presidente lleguen a ramos de bendecir. Digo Rajoy, porque la alternativa son unas terceras elecciones, indeseables no porque tengamos que volver a votar, sino porque favorecería la holganza de las Cámaras legislativas con riesgo de convertirse en costumbre. Hasta ahí podíamos llegar. Así es la vida.
✕
Accede a tu cuenta para comentar