César Lumbreras
La letra pequeña
Para los chinos la verdadera negociación comienza cuando para los occidentales ha terminado. Dicho de otra manera, un español, un francés o un italiano consideran que alcanzar un acuerdo supone el final de la negociación y que, a partir de ese momento, se debe respetar lo pactado y ya está. Sin embargo, desde el punto de vista de los orientales, la consecución de un pacto significa un primer paso tan solo, y es entonces cuando se inicia la verdadera negociación con el gran objetivo de consensuar la letra pequeña. Destaco lo anterior, porque el PP y Ciudadanos han firmado, después de muchas idas y venidas, por lo menos de cara a la galería, un documento por el que los segundos apoyarán a los populares en la investidura de Rajoy. El parto no ha sido fácil, pero finalmente lo han logrado. Ahí están ya las reglas generales o la letra gorda. Sin embargo, creo que los de Ciudadanos van a actuar como los chinos, por lo que ahora toca ponerse de acuerdo en la letra pequeña. Y, o mucho me equivoco, o puede haber problemas importantes. Por ejemplo, no veo yo al PP facilitando la creación de una comisión de investigación del llamado caso Bárcenas por la que tengan que desfilar altos de este partido, incluido el mismísimo Rajoy, aunque vaya usted a saber. Supongamos que finalmente no surgen obstáculos mayores con la letra pequeña, lo que es mucho suponer. Llegado ese momento, toda la presión para evitar unas terceras elecciones estaría ya de forma clara sobre el tejado de Sánchez y los socialistas, que se encuentran ante un verdadero dilema: por un lado, abstenerse y facilitar el camino a Rajoy, lo que, según dicen, va contra sus genes; por otro, intentar un acuerdo con los de Podemos, que lo que quieren, según ha dicho Iglesias, es comerse al PSOE; por último, las terceras elecciones. Ahora bien, en este caso, el grupo al que una parte de la opinión pública considere responsable de la falta de pacto y de los nuevos comicios, lo va a tener muy crudo.
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