Enrique López

La paradoja del comunismo

La Razón
La RazónLa Razón

Hoy se puede considerar el día en el que comienzan en España las vacaciones de verdad, las de agosto, el país en su conjunto se coloca en modo estival. Mucho me temo que en este mes de agosto los actuales responsables políticos catalanes van a eximir a los medios de comunicación de la obligación de buscar las típicas serpientes de verano para mantener a la opinión pública interesada en el consumo de comunicación, puesto que, por desgracia, nos van a surtir de muchas y preocupantes noticias. Aun así es momento para poder elaborar reflexiones mas intertemporales. Con lo que está ocurriendo en Venezuela, me gustaría desarrollar una sobre el antagonismo que a lo largo del siglo XX se ha generado entre el capitalismo y el comunismo. Resulta extraño contemplar como, a pesar de que los regímenes comunistas han fracasado allí donde se han impuesto, el comunismo sigue siendo una ideología añorada y valorada por muchos. Por el contrario, el capitalismo es intensamente criticado esencialmente por generar una injusta desigualdad entre los seres humanos en función de los medios económicos que los mismos se ganan o poseen a lo largo de su vida, a la vez que se alerta sobre una injusticia social permanente que solo un sistema igualitarista como el comunismo puede corregir. La cuestión es cuál sería la suerte del capitalismo sin con su consustancial injusticia social hubiera provocado los muertos, presos y fronteras cerradas que ha causado el comunismo allí donde se ha convertido en modelo político. La principal diferencia entre el capitalismo y el comunismo tiene que ver con la propiedad de los medios de producción o los recursos en general, aunque el real antagonismo entre el comunismo y el capitalismo se refleja en sus dispares puntos de vista sobre la libertad individual. El comunismo antepone la sociedad al individuo, mientras que el capitalismo coloca la libertad individual por delante de la sociedad. Por ello el comunismo puede afectar a la iniciativa individual, así como a la creatividad y el pensamiento original, pero también un feroz capitalismo puede alimentar deseos egoístas que llegarían a ahogar la libertad de los demás. Mas la diferencia radica en que el capitalismo, al basarse en la libertad del individuo, incluida la política, está equilibrado constantemente por la alternancia en el poder, permitiendo la concurrencia electoral incluso de partidos comunistas, algo que de contrario no se da. El modelo comunista cuando llega al poder se refuerza gracias a la aniquilación del individuo como ser libre y así lo podemos constatar tanto históricamente (bloque soviético, China,...etc.) como en la actualidad, por ejemplo en la Cuba de los Castro, Corea del Norte o en la tragedia venezolana. Los mayores avances en la historia de la humanidad se han producido gracias a la creatividad y a la iniciativa individual y, en gran parte, han sido fruto del egoísmo humano, el cual debidamente canalizado beneficia a la sociedad en su conjunto. Resulta paradójico que el comunismo goce de tan buena imagen a pesar de las tragedias y desmanes que en su aplicación se han causado.