El desafío independentista
La semana trágica
De Gaulle decía que las guerras servían para que los franceses aprendieran Geografía. Lo que sucede en Cataluña desde 2012, sirve para que en España se aprenda Historia, y esta nos enseña también aquella Semana Trágica de julio de 1909 en Barcelona. Por supuesto que no estamos en un escenario como aquel, pero existen pulsiones sociales que tienden a repetirse en la historia de los pueblos. Esta semana comenzó con la sentencia del TS, y hemos padecido una denominada «huelga general» y un tsunami de violencia desconocida en muchos años en Barcelona y otros lugares de Cataluña. Imaginemos lo que hubiera sucedido si la Guardia Civil no hubiera puesto en manos de la justicia a algunos de aquellos a los que el Sr. Torra animaba con su «apreteu, apreteu». Estos acontecimientos –sentencia y reacción organizada– se conocían de antemano, y es por tanto una muy grave irresponsabilidad, el que estemos con un Gobierno en funciones, en campaña de repetición electoral, y anteponiendo el cálculo electoralista al interés general.
Demasiada crispación ante este atentado sin precedentes contra la unidad nacional. Mientras, la obsesión del Sr. Sánchez es El Valle de los Caídos, y ordena su ocupación por la Guardia Civil, en lugar de enviarla a Cataluña.
La Semana Trágica de 1909 en Barcelona fue pródiga en profanaciones de sepulcros en iglesias y conventos, y esta semana va camino de emularla en una Basílica pontificia, ahora en El Escorial.
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