Jorge Urosa
La uni, en la calle
Ya era hora, después de años de alejamiento y de olvido de la sociedad real, los profesores de la Universidad madrileña han salido a la calle para defender su «autonomía» y lo han hecho llevando la docencia a las calles. Para algunos, va a ser toda una novedad esto de volver a la docencia, ya que llevan años sin pasar por las aulas, bien porque han sido sustituidos por asociados o ayudantes, o por estar demasiado ocupados en investigaciones, que generalmente no producen ningún resultado práctico, pero que les mejoran la retribución sexenio a sexenio. Si la Universidad quiere proteger su autonomía y no quiere depender de las empresas debería ser capaz de captar fondos en el mercado por sus méritos y no aprovechándose de una suerte de arancel que genera una Universidad débil con el triste resultado del perro del hortelano, que ni come ni comer deja. Sería bueno saber; ¿óonde estaban estos «callejeros» cuando se creaba una generación de estudiantes con dificultades lectoras?, o ¿cuándo se perpetuaba una insuficiencia idiomática ya legendaria?, porque no se les oía. Lo triste es que estos mismos no han tenido remilgos en tragar con la Logse, con unas Agencias de Evaluación Politizadas y hasta con un sistema, el de Bolonia, incumplible en nuestra estructura universitaria. Sólo ahora que se toca el bolsillo y que se incrementan las horas efectivas de clase, salen a la calle. Pues bien, o la protesta es contra todo un sistema del que hemos sido cómplices durante años, yo incluido, o se quedará en una defensa de privilegios que hará que la Universidad se apague poco a poco. No tendremos fuerza para evitarlo.
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