Irene Villa
Leer la vida
Desde 1996 se celebra cada 23 de abril el Día del Libro. Toda España está llena de firmas, eventos literarios, momentos inolvidables de promoción e impulso de la lectura. En un taller de escritura al que asistí decían cosas preciosas de lo que significa escribir: «Una de las formas más hermosas de hacer magia», decía Esteban Gª Valdivia. Otros decían: emocionarse, ilusionarse, compartir pinceladas de pasión, «dar vida a lo que tu alma sueña», «la expresión más pura del alma». Francisco Umbral decía que «escribir es la manera más profunda de leer la vida». Todos somos capaces de hacerlo, sólo hay que atreverse... Para mí escribir es expresar y transmitir emociones, abrirte y aportar parte de ti al mundo. Somos tantos los que hemos aprendido, nos hemos emocionado, hemos reflexionado con tantos escritores, que su labor es digna de reconocer, no sólo en este día. El pasado 13 de abril decíamos adiós al alemán Günter Grass, premio Nobel de Literatura, y al uruguayo Eduardo Galeano, dos enormes escritores. Hoy quiero dejaros una de esas maravillosas enseñanzas que pertenecen al segundo de los dos grandes desaparecidos: «Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende».
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