César Lumbreras
Lo de Francia
Las protestas de los ganaderos franceses, con ataques a camiones españoles y alemanes –agresiones a los conductores incluidas–, han puesto de manifiesto, una vez más, que las autoridades galas no garantizan la libre circulación de mercancías prevista en la normativa de la UE. También la inoperancia de las autoridades de la Comisión Europea, que no han puesto en marcha las escasas medidas previstas en la PAC para el caso de las perturbaciones graves del mercado. Y no será porque no se lo hayan pedido. La última vez fue en la reunión del Consejo Agrícola que tuvo lugar hace dos semanas y lo hicieron varias delegaciones, entre ellas la francesa y la española. La conclusión es evidente: se deben cumplir las reglas, tanto en lo que respecta a la libertad de circulación, como a las medidas de gestión de mercado.
Lo acontecido en Francia también pone de manifiesto que los ganaderos de este país son menos competitivos que los españoles en carne de porcino, lo que facilita nuestros envíos al mercado galo, a precios que allí califican de muy bajos, lo que agrava su crisis. En el sector de la leche se registra una situación similar, pero al revés: nuestro país se ha convertido en el sumidero de los excedentes de producción franceses, que entran aquí a unas cotizaciones muy bajas y con la sombra de dumping planeando en estas operaciones. Eso intensifica la ya crítica situación de los ganaderos españoles de vacuno de leche, que ven cómo los precios se han desplomado desde que ya no existen cuotas. Los dos gobiernos y los sectores deberían hablar de todo ello, aunque el mercado sea el mercado. El mes de agosto promete ser muy caliente.
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