Luis Suárez
Lo que el mundo debe a los monarcas españoles
La monarquía es una forma de Estado y no un régimen político, como algunas veces equivocadamente se cree. Sólo en Europa se han constituido monarquías que consisten en asegurar que entre Rey y reino hay un reconocimiento mutuo de la obligación de defender la Ley en la cual reside la libertad de los súbditos. Esto es lo que en Cataluña se llamó «pactisme». En España la monarquía se establece en el siglo XIV con los ordenamientos que Pedro IV desde Barcelona y Alfonso XI desde Alcalá de Henares promulgan. En esos ordenamientos se reconoce que la autoridad es un bien porque es la que señala lo que debe hacerse, mientras que el poder es un instrumento para castigar a aquellos que no cumplen la Ley o para estimular a los súbditos para que lo hagan.
Sobre esta base, los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, establecen las leyes de la nueva monarquía, en donde el poder se encuentra definido entre tres dimensiones que son independientes entre sí, aunque todas ellas sujetas a la autoridad del monarca. Hay un poder legislativo que corresponde a las Cortes, un poder judicial, que corresponde a las Chancillerías, y un poder ejecutivo que corresponde al Consejo. Esto es lo que más tarde Montesquieu definira como la mejor estructura política. Gracias a estos avances de los Reyes Católicos, la monarquía española se convirtió en uno de los elementos esenciales en la construcción de Europa, defendiendo el Derecho de Gentes y la supresión de la esclavitud. Ya la servidumbre había desaparecido pero ahora se prohibe la esclavitud.
Esto es lo que España lleva a América. Allí no hay colonias, hay reinos. Todos los cuales se integran en la unidad de la monarquía y así se crea ese conjunto de naciones en donde el mestizaje fue definido como un bien. De ahí la mezcla etnica. Pero al mismo tiempo, Felipe II establece el código fundamental de derechos que son las Leyes de Indias.
Esa es la monarquía que permite que no sólo la Reforma católica sino también la extensión de la cultura. Universidades hay en América desde principios del siglo XVI y la lengua española (es un error llamarla castellana) se convierte en un bien común que alcanza a todos. Y de ahí viene esa consciencia que ahora se tiene de que cuando el rey va a América se le recibe como uno de los suyos. Se han borrado los errores de principios del siglo XIX y ahora estamos juntos. Quien mejor lo dice es el poema del gaucho Martin Fierro: «Vamos suerte, vamos juntos, desde que juntos nacimos, ya que juntos vivimos, sin podernos dividir, yo abriré con mi cuchillo el camino pa seguir».
Por eso me parece un error muy serio esta especie de ataque que se está haciendo hacia los que en nuestros días representan la monarquía, olvidando lo mucho que debemos los españoles a Alfonso XII, Alfonso XIII, a su hijo y a su nieto.
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