Julián Redondo

Los espacios, en Londres

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Los espacios, en Londreslarazon

Partido de 180 minutos, por lo menos; tan largo y diverso que mientras se juega en el Calderón reposa la cabeza en Stamford Bridge, donde expenden billetes para Lisboa. Las alineaciones son señales inequívocas de este aserto. Mourinho, que acaso esperaba una estampida del Atlético, fortificó el centro del campo para amurallar la zaga y entregó a Torres las llaves del paraíso... Que Simeone cerró con siete candados al elegir a Raúl García y Diego Ribas en perjuicio de Villa, impaciente en el banquillo. Precauciones, descaradas en el Chelsea, de corte e ideas similares al Inter aquel que congeló al Barça. Pero se lesionó Cech cuando sobraban las porterías y sin un ¡ay!, salvo el del portero checo, y ningún ¡huy! falleció el primer tiempo sin pena ni emoción ni tiros a puerta ni gloria. Todo muy táctico, muy cauto y muy contenido, todo rodeado de un ambientazo que ponía los pelos como escarpias. La emoción del graderío sólo trascendió al césped en el segundo tiempo, cuando el Atlético bordeó con renovado afán el área de Schwarzer porque quería ganar el partido. Mourinho apostó por el cero a cero y sólo cuando Terry pidió el cambio y metió a Schürrle dejó asomar al zorro que lleva dentro. Buscaba la flauta, que no sonó. Ya no luchaba Torres solo contra el mundo, mientras Diego Costa ensayaba chilenas imposibles. Que no desespere, disfrutará de más espacios en Londres.