Martín Prieto

Los españoles de Ruz

El Estado Novo de Oliveira Salazar hizo provincias a sus colonias, y ciudadanos portugueses a los habitantes de Angola, Mozambique, Macao en China y Goa, Damao y Diu en la India. En esa senda ilusoria el almirante Carrero Blanco provincializó nuestra colonia del Sáhara Occidental repartiendo identidades españolas a los saharauis, en barbecho, sin filiación o data y fecha de nacimiento. Como si fueran burgaleses. En las Cortes franquistas aparecían unos altos y enjutos saharauis vestidos con la túnica como si fueran diputados de otra galaxia. Se comprende la sensibilidad del juez Ruz ante atrocidades marroquíes en la que fuera nuestra colonia, pero tener por españoles a los habitantes del desierto es dar por buenos los malabarismos del antiguo régimen. El papel lo aguanta todo, pero el sentido común no. El Frente Polisario emboscaba a nuestras tropas camelleras tomando rehenes para recordarnos nuestras obligaciones como metrópoli descolonizadora, aunque nos encontrábamos en circunstancias imposibles y en el peor momento y escenario. Durante la marcha verde el teniente general Federico Gómez de Salazar, gobernador general del territorio, me explicaba en El Aaiun, la insostenibilidad española: «Hemos minado el puesto fronterizo de Tah, el más accesible por el norte, no puedo abrir fuego contra una muchedumbre de civiles, y para el Ejército marroquí que viene detrás sólo tengo tres días de munición. Y se está muriendo Franco». Hasta el fin de los tiempos nos harán reponsables de habernos ido y querremos aplicar una utópica justicia universal a un país vecino pagando nosotros el pato de la boda. Pedir al Gobierno que extradite a oficiales marrroquíes acusados de genocidio es tan utilitario como los empeños de esa jueza argentina con funcionarios del franquismo. Es comprensible que el Polisario quiera involucrarnos en sus desdichas, que son muchas, pero debemos entender que Marruecos, incondicionalmente apoyado por Estados Unidos y bastión contra el yihadismo, es un vecino a tratar con guantes de seda.