M. Hernández Sánchez-Barba
Los Gálvez de Macharaviaya
Macharaviaya es un encantador pueblecito malagueño, lugar de asentamiento del matrimonio de Antonio de Gálvez García y Ana Gallardo y Cabrera, del cual nacieron cuatro hijos, registrados en el Archivo parroquial del pueblo, Matías, José, Miguel y Antonio.
El primogénito Matías contrajo matrimonio con María Josefa de Madrid Gallardo, del cual nació Bernardo; otro Gálvez que, como su padre y sus tíos, ocupó importantes puestos en el siglo XVIII durante el reinado de Carlos III, muy instruidos en el servicio del Estado y en estrecha e importante relación, casi siempre, con las reformas políticas y administrativas que en el Nuevo Mundo impuso el monarca de la Ilustración española e hispanoamericana. Matías fue primero administrador general de la Real Renta de Tabaco en las Islas Canarias; más adelante ocupó el puesto de capitán general de Guatemala y después virrey de Nueva España (1783-1784).
José fue del Consejo y Cámara de Indias, Intendente del Ejército, Visitador General de la Nueva España y primer Ministro de Indias, cuando los asuntos de América ocuparon en el reformismo de Carlos III un puesto de primer orden. Miguel fue del Consejo de Estado del Rey, alcalde de casa y corte y Embajador de España en Rusia en tiempo de Catalina II. Antonio, el benjamín de los Gálvez, ocupó el puesto de Visitador de las Reales Rentas en el Reino de Granada. El quinto Gálvez, hijo de Matías, Bernardo, fue Comandante general de fronteras en Nueva Vizcaya, gobernador de la Luisiana y Virrey de Nueva España, donde murió. Como capitán general de Cuba en la frontera con las Trece Colonias Británicas en guerra con Gran Bretaña por la independencia, en torno a los años 1776-1783, tuvo una destacadísima intervención militar en la conquista, sólo, llevando el timón de un bergantín, forzando el paso, lo que dio lugar a la conquista de la plaza fuerte de Panzacola y posteriormente la división del frente inglés, dando probabilidad al ejército de los colonos norteamericanos de ganar la decisiva batalla de York town.
Resulta emocionante la unanimidad familiar de los Gálvez en el cumplimiento de los altos servicios prestados con brillantez y lealtad y los mayores sacrificios con gran derroche de sus condiciones de inteligencia. En las grandes reformas llevadas a cabo en el reinado de Carlos III, así como en las guerras oceánicas y de sucesión, libradas en el siglo XVIII. De modo particular destaca don José de Gálvez como Visitador y, sobre todo, Ministro, creador en torno al año 1776 de virreinatos como el del Río de la Plata, las grandes instituciones en Caracas, reformas en el formidable Virreinato de Nueva España y Cuba, con formulaciones estratégicas muy claras en torno a la importancia para el dominio y la protección del comercio en el Mar de las Antillas y, en definitiva, su relación con el comercio atlántico. El valor y la importancia de los Gálvez tuvieron reconocimiento por parte del Rey, que concedió a José de Gálvez el título de marqués de Sonora y vizconde de Sinaloa y a su sobrino Bernardo, el título de conde de Gálvez y vizconde de Gálvez. La pacificación del norte del virreinato de Nueva España por José de Gálvez tuvo como resultado la «paz sonorense», de la cual se obtienen, desde luego, resultados económicos, pero sobre todo fue el primer paso de un importante plan político, pues en el establecimiento de la agresión fronteriza de los indios apaches y comanches fue posible abrir vías de comunicación interregional, con la inmediata promoción de la importante región fluvial de los ríos Gila y Colorado y ello benefició no sólo un nuevo impulso a la evangelización, sino también el levantamiento de fuertes (línea de «presidios»), el aumento del comercio y la apertura de caminos en la que ha sido un gran maestro el ingeniero e historiador español don Luis Laorden.
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