Ely del Valle
Los «intocables» de Pujol
No importa lo pobre que sea un hombre: si tiene familia, es rico. La frase es del guionista Dan Wilcox, pero podría ser de cualquiera de los hijos de Jordi Pujol, esos que según la Policía han venido actuando como una banda criminal organizada y que siguen paseándose tranquilamente por las calles de Barcelona sin que nadie se atreva a ponerles una mano en la testa para introducirlos en un coche patrulla. De esta familia tan bien avenida, que hasta tenía estipulado el porcentaje a repartir de cada mordida que conseguía de un buen puñado de empresarios que aguantaban las dentelladas sin decir ni pío y que, por lo tanto, se han convertido en cómplices del expolio, se podrá decir de todo menos que carecían de iniciativa. Según las informaciones publicadas por este periódico, no hay palo que no hayan tocado, paraíso fiscal que no hayan visitado, ni cantidad millonaria que no se hayan repartido, a pesar de lo cual, ninguno de ellos conoce lo que es dormir en una celda. Este trato de favor que no sabemos por qué siguen recibiendo los cachorros Pujol-Ferrusola es para los independentistas la prueba fehaciente de que todo lo que se va destapando no es más que una treta del Estado opresor para seguir acogotando a la próspera Cataluña. Si lo que se dice fuera verdad, afirman no sin cierta lógica, se habrían tomado medidas cautelares para evitar que los dineros pujolenses se movieran más que las caderas de Shakira o que se destruyeran pruebas, pero puesto que ni la Fiscalía se ha tomado la molestia ni el Estado se ha personado en las causas abiertas contra esta «modern family», lo único que hay es una clara estrategia de desprestigio. Y lo peor es que, tal cual se está actuando, ya pueden decir misa los informes policiales y periodísticos, porque rebatirles el argumento es misión imposible.
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