Catolicismo

Los últimos

La Razón
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La que hoy comienza es la última semana del Jubileo Extraordinario de la Misericordia que el Papa convocó hace un año. Ayer fueron clausuradas las miles de Puertas Santas esparcidas por todo el mundo menos la de la Basílica de San Pedro, que lo será el próximo domingo festividad litúrgica de Cristo Rey. Si, como dice el Evangelio, «los últimos serán los primeros», el Papa Francisco ha querido que las dos últimas jornadas jubilares hayan sido destinadas a los encarcelados y a los que no tienen techo o han sido marginados por la sociedad. Ellos tienen que ser el objetivo prioritario de la acción de la Iglesia, de todos los cristianos. Y eso tendrá que manifestarse en un renovado acercamiento a unos seres humanos maltratados y heridos en su dignidad. Lo ha dicho el Santo Padre a lo largo de todo el año y lo ha repetido con su habitual fuerza en el encuentro mantenido con los excluidos el viernes pasado. Los pobres – dijo– enseñan al mundo la solidaridad y nos recuerdan que no se puede perder nunca la capacidad de soñar. La pobreza está en el corazón del Evangelio y sólo quien es consciente de no tener mucho puede continuar mirando hacia lo alto y soñar. Cuando a un hombre o una mujer se le roba esta capacidad, pierde su dignidad como persona. Se puede ser pobre pero nunca explotado o esclavo, porque esto arrebata al ser humano su dignidad de hijo de Dios. «Los pobres son el tesoro de la Iglesia», afirmó también Bergoglio recordando una frase muy querida por Madre Teresa de Calcuta y ha finalizado su exhortación con una oración. En ella pidió al Señor «danos fuerza, danos alegría, enseñarnos a soñar para mirar siempre adelante, enseñanos a ser siempre solidarios porque somos hermanos y ayúdanos a defender nuestra dignidad». Estas frases resumen el espíritu de este Año Santo de la Misericordia, que ha tenido en todo el mundo un eco mucho mayor del que han reflejado los medios. Sólo en Roma más de veinte millones de personas han participado en alguna ceremonia jubilar. En el resto del mundo es imposible hacer un cálculo exacto porque han sido más de diez mil las Puertas Santas que han permanecido abiertas los 365 días de este año que ahora está punto de finalizar.