Julián Cabrera

Madinas y Talegones

Beatriz Talegón es una joven aunque no jovencísisma dirigente de las JJSS que, hoy por hoy, llena las salas con más facilidad que Rubalcaba, lo cual da que pensar. Pero sobre todo, es el paradigma de la esquizofrenia instalada en el primer partido de la oposición y su irremediable huída hacia la solución de su problema de identidad a través del debate nominalista.

En un momento en el que el futuro del PSOE se hace pivotar por muchos de sus dirigentes sobre nombres como el de Eduardo Madina, tal vez ignorando que lo de ZP fue una coyuntura puntual y de conocidas consecuencias, la plica de las apuestas ya esta abierta. Cualquier nombre, –con todo el respeto al discreto currículum político de Madina– justifica remover el agua de las aceitunas en la búsqueda de un nuevo líder o lideresa que por cierto, podría estrenarse con un perfecto batacazo en las elecciones europeas.

Pero volvamos con la buena de Beatriz Talegón, porque probablemente sin quererlo, se ha convertido en reflejo de las contradicciones del PSOE en su búsqueda por recuperar una identidad que le devuelva la condición de alternativa de gobierno:

Talegón, sólo siete años más joven que Madina, criticaba a los dirigentes del socialismo europeo por celebrar su congreso en un gran hotel de cinco estrellas, tal vez ignorando que tanto delegado no cabe en la pensión del peine. También se permite denunciar por aburguesados a una generación –la de sus padres–, ignorando que fue la que se partió la cara desde el Mayo del 68 para que ella pueda hacer libremente sus bolos de provincia en provincia tras saltar al estrellato con el numerito de Cascáis.

Cuando sea senadora, o mejor eurodiputada, podrá recordar su pasado «revolucionario», cuando justificaba el carácter «informativo» de aquello que llamaban «escraches».