PSOE

Madrid a escondidas

La Razón
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El funcionamiento de las instituciones democráticas garantiza que los cargos públicos no sean vitalicios. Los diputados cesan cuando finaliza la legislatura y los órganos políticos del aparato del Estado quedan, en lo que se ha llamado, en funciones.

La Constitución española establece en su articulo 101.2 que «el Gobierno cesante continuará en funciones hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno». Sus competencias se ven mermadas, de manera que no podrá aprobar el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, ni proyectos de ley al Congreso de los Diputados, ni nombrar o cesar a altos cargos. Es decir, su tarea se ve circunscrita al despacho ordinario de los asuntos imprescindibles. Tiene su lógica política, solo está para evitar el vacío de poder en tanto se configura el nuevo gobierno resultante de la voluntad popular. Por las mismas razones, cuando la dirección de una organización política está en tiempo de descuento debe limitarse a tomar las decisiones imprescindibles.

Los socialistas deberían haber celebrado su Congreso en el mes de febrero. Un congreso es un nuevo comienzo, un proceso en el que se rediseña el proyecto y la acción política y se elige una nueva dirección que la ejecute. Por lo extraordinario del resultado electoral de diciembre se pospuso su celebración, de manera que la dirección encabezada por el Sr. Pedro Sánchez está en una especie de periodo de prórroga. Sin embargo, ha tomado decisiones muy trascendentes y que han tenido consecuencias para el país y desde luego electorales para el propio PSOE.

Intentar la investidura con un pírrico resultado, en lugar de dar cauce normal democrático a quién debería haberlo hecho, que optó por esconderse «tras la roca», junto al acuerdo político con Ciudadanos, después de haber demonizado en la campaña electoral a esta formación, o la sensación de que da igual con quién y para qué, que lo importante es ser presidente de gobierno para poder ser ex presidente un día, son hechos que acumulan todo un elenco de razones que han tenido como consecuencia la pérdida de cinco diputados en tan solo seis meses y la llegada al punto de mayor debilidad electoral del Partido Socialista en toda la democracia. Ahora no tocan quimeras interesadas ni construcciones ficticias sobre los asuntos de Estado, lo que corresponde realmente es que los socialistas decidan las claves de un nuevo tiempo y un nuevo liderazgo. No tiene sentido que una «dirección en funciones» tome decisiones relevantes, el tiempo de la Ejecutiva actual ha caducado y es imprescindible airear los espacios políticos del PSOE.

Aferrarse a una falsa responsabilidad para diseñar la estrategia institucional o determinadas acciones políticas de importante calado, como la entrada en el Gobierno de la Sra. Manuela Carmena, no es honesto ni tiene legitimidad en términos democráticos.

Hemos conocido a través de los medios de comunicación que la dirección federal socialista ha mandatado a dos personas: al portavoz parlamentario socialista, Sr. Antonio Hernando, y al ex secretario de los socialistas madrileños, Sr. Rafael Simancas, para avanzar en el cierre de un gobierno bicolor en la capital de España. Nadie ha desmentido la información e incluso parece ser que se ha ratificado desde la organización podemita.

El asunto es de mucha importancia por varias razones. En primer lugar, Madrid es la capital de España y, por tanto, todo lo que aquí sucede está expuesto en el escaparate nacional. En segundo lugar, una decisión de carácter tan estratégico debe ser tomada por la próxima dirección y no por ésta, que es saliente.

En tercer lugar, y no menos importante, porque no se entiende bien qué se quiere conseguir. No hay un problema de estabilidad política, no hay un escenario de acuerdos globales ni parciales con Podemos y, después del frenazo electoral del Sr. Pablo Iglesias, no es inteligente dar oxígeno a los de la formación morada. Por supuesto que descarto el mero interés de control interno de la Federación madrileña porque sería impensable en cualquier dirección del PSOE.

Uno sabe que un niño pequeño ha hecho algo malo cuando lo esconde; las decisiones importantes en la vida no se toman ni se ejecutan a escondidas, ni las toma quien no le corresponde.