Luis Alejandre

Marjayún

La referencia oficial señala : «Cerca de 600 militares del Ejército de Tierra y de la Guardia Civil desplegados en Líbano e integrados en la Fuerza Provisional de Naciones Unidas (FPFINUL/UNIFIL), tienen como misión apoyar a las Fuerzas Armadas Libanesas (LAF) a fin de mantener la estabilidad y seguridad en la zona, e intentar evitar que vuelvan a surgir hostilidades entre Israel y Líbano. Sus actividades incluyen desminado y desactivación de explosivos, y dar clases de español y apoyo sanitario a la población civil, entre otras».

Así llevan desde 2006, fecha en la que España se comprometió seriamente junto a Francia e Italia en la estabilidad de la zona. Cuando S.M el Rey Juan Carlos visitó la base Miguel de Cervantes en febrero de 2010, el contingente español superaba los 1.500 efectivos y el general Asarta mandaba la División Multinacional desde el Cuartel General de UNIFIL en Naqoura, en el que actualmente siguen desplegados 20 militares españoles.

La base de Marjayún que ocupa el contingente actual formado sobre la base de la Brigada de Caballería Castillejos, –General Chapa Huidobro– está considerada como una «joya estratégica» tanto por su situación como por la funcionalidad de sus instalaciones. En días sin niebla desde ella se ven las antenas de los puestos israelíes de los Altos del Golán.

«Estabilidad y seguridad en la zona».

Analicen un mapa de Líbano: rodeado por una Siria en guerra, en todo su perímetro, excepto en un tramo que limita con Israel. No se necesitan más explicaciones para comprender que la zona está sometida constantemente a tensiones que, además, se enmarcan en el frágil equilibrio político del propio país. UNIFIL, al amparo de la Resolución 1701/ 2006 del Consejo de Seguridad , estableció un área al sur del Río Litani, libre de personal armado, en referencia clara a milicias y grupos yihadistas. No obstante los sobrevuelos por parte de la Fuerza Aérea israelí, el lanzamiento ocasional de cohetes desde el área de operaciones contra territorio israelí (el último en la noche del domingo), incluso las violaciones por parte de pastores libaneses de la «blue line» –los 63 kilómetros de demarcación imaginaria que separan Líbano de Israel–, son más que motivo para no bajar en ningún momento la guardia.

La multinacionalidad la definen, junto al contingente español, unidades de India, Indonesia y Nepal. Y dentro de nuestro contingente, hermanados, una compañía serbia y una sección de El Salvador. Es significativo ver como países que salen de un conflicto en el que han sido ayudados por la comunidad internacional, se comprometen después en ayudar a otros en este tipo de misiones.

Las «clases de español».

Es más que importante la integración de la Misión con la Agencia Española de Cooperación dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores. Baste el leer resultados: número de centros del Programa Cervantes: 30; número de profesores 609; alumnos: 4.900; proyectos de cooperación de impacto rápido: 379; otros proyectos y actividades en beneficio de las autoridades locales: 1788; personal atendido en instalaciones sanitarias nacionales: 17.500.

Tampoco es casual que la base lleve el nombre de Miguel de Cervantes, el soldado que luchó en Lepanto y conoció las cárceles del norte de Africa.

Unamos esto a los datos puramente militares (4.424 minas y explosivos desactivados) y podremos adelantar que el balance es más que positivo. Por supuesto el coste también es elevado: 11 militares han encontrado la muerte en Líbano. Siempre les deberemos –españoles y libaneses– su sacrificio en pos de ayudar a una sociedad herida por las luchas étnicas, sociales y religiosas, muchas veces revestidas de fanatismo.

«La situación general en el sur del Líbano –señala el general Chapa– se puede definir como de calma controlada, pudiendo considerarse, a pesar de todo, como la zona mas segura de Oriente Medio». Indiscutible mérito vuestro, mi General. Y añade: «anoche tuvimos "fuegos artificiales"en la zona, en respuesta a un lanzamiento de cohetes desde el norte del Litani. Sin daños materiales ni personales». «Nuestra situación física está en el ojo del huracán, pero en la zona de sol». Se alegra de la firma del alto el fuego «posiblemente duradero» en Gaza.

Si a nosotros nos impresionan las imágenes que nos llegan estos días de Siria o de Irak, mucha más mella deben causarles a quienes viven de cerca este clima de odio. Mientras en España apuramos los últimos días del verano, en Marjayún, aun con mejor clima que el que disfrutan sus compañeros de Mali o de Somalia, deben contar los días –«aquí todos son lunes»– que restan para volver. Será la BRILIB XXII que se formará sobre la base de la Brigada Guzmán el Bueno la que les releve en noviembre. ¡En ocho años habrán pasado por Líbano mas de 14.000 soldados, si no calculo mal!

En ellos, en sus familias, un mismo sentimiento: el de servir.

Me resta una sola palabra dirigida a ellos, soldados y guardias civiles: ¡Gracias!