Cástor Díaz Barrado

Migrar no es delito

La Razón
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La crisis humanitaria que está viviendo el pueblo sirio produce relevantes consecuencias en las posiciones que asumen los estados de la Unión Europea. Las dimensiones del drama humano desbordan todas las previsiones y paralizan, en ocasiones, la capacidad de acción de la que disponen los gobiernos democráticos. No hay que hacer frente a la inmigración, sino que, a lo sumo, hay que regular los flujos migratorios y luchar contra la inmigración irregular. En todo caso, se deben respetar los derechos humanos como el fundamento básico en la realidad internacional. Lo más sobresaliente es que se produzca una concepción integral del fenómeno migratorio en el que ninguno de los aspectos que lo definen quede excluido. No sólo Europa, sino el conjunto de la comunidad internacional, deben buscar las fórmulas de cooperación que impidan las violaciones de los derechos humanos en el marco de los flujos migratorios. Se han desbordado las categorías políticas y jurídicas y tan sólo es posible abordar el fenómeno migratorio desde una visión positiva. Migrar no es un delito y los migrantes no deben recibir el trato de delincuentes. Los seres humanos tenemos derecho a migrar y no debemos apoyar las posiciones nacionalistas que impiden los desplazamientos de personas. El racismo y la xenofobia, propios del nacionalismo, deben descartarse. La migración debería ser un acto voluntario y no la consecuencia dramática del surgimiento y desarrollo de conflictos internos o internacionales. Los sesenta millones de seres humanos entre refugiados y desplazados internos que existen en el planeta reclaman una solución digna y que solucione definitivamente las condiciones en las que se encuentran. Es imprescindible resolver los conflictos que generan migraciones forzadas y es fundamental enfocar el fenómeno de la migración siempre desde la perspectiva del respeto y de la promoción de los derechos humanos. Es necesario que se produzcan cambios en el comportamiento de la comunidad internacional pero, sobre todo, en su mentalidad.