Cástor Díaz Barrado

Mirando a Oriente

No caben dudas de que la comunidad internacional mira a Oriente. El océano Pacífico desplaza paulatinamente el predominio que, durante siglos, le ha correspondido al Atlántico y China se convierte en el gran protagonista económico del presente siglo. Europa y una parte de América Latina ocupan una posición incómoda en el nuevo concierto económico internacional. Todos los Estados se afanan por establecer nuevas relaciones con China y otros estados asiáticos y se está produciendo una reorganización mundial cuyas consecuencias aún desconocemos. No parece que estemos ante un nuevo espejismo, de los muchos que han acontecido en los últimos tiempos en la escena internacional. El potencial económico de la India y China se acrecienta, a pesar de las dificultades intrínsecas y de las incertidumbres que aún perviven en las economías de estos estados. Habrá, con seguridad, elementos de «burbuja», pero también realidades muy tangibles. La Alianza del Pacífico que agrupa, en esencia, a Colombia, Chile, México y Perú, y ahora a Costa Rica, además de otros Estados que muestran su interés por esta Alianza (como Guatemala o Canadá) prueba que el giro hacia la zona del Pacífico ya se está produciendo y aumenta la preocupación en muchas cancillerías que no quieren que sus estados se sitúen al margen en la configuración de nuevos bloques económicos. Ha hecho bien, por lo tanto, el Presidente del Gobierno español en viajar a Cali (Colombia) para asistir a la última Cumbre de esta Alianza y expresar su apoyo no sólo a la consolidación de este foro sino, también, manifestando el interés de España por esta región y por su futuro. Es un paso en el camino para el establecimiento del espacio Asia-Pacífico que se apunta como el porvenir económico del planeta. No deberíamos desaprovechar esta oportunidad. En realidad, no debemos, como españoles, despreciar ninguna de las oportunidades que nos brinda América Latina y ésta es una nueva dimensión latinoamericana. Ningún estado debería sentirse más cómodo en esta región que España pero ello exige que prestemos y otorguemos, más allá de las palabras, un trato especial a Latinoamérica y a los latinoamericanos. Ya es hora de que España haga realidad que América Latina es un eje prioritario de nuestra política exterior. Nuestro futuro se juega en Europa pero también en Latinoamérica. La región comienza a mirar también a Oriente con intensidad. Ha llegado la hora de que los españoles comprendamos lo que para nosotros significa América Latina y decidamos poner en marcha acuerdos y comportamientos que nos integren plenamente en esa región. Así, no nos equivocaremos.