Muletas por mondadientes

Las declaraciones de Iceta recomendando a Mas que se aleje de ERC si no quiere morir en el intento, no dejan de ser un puñado de palabras bien intencionadas pero inútiles. El PSC vive, como el PSOE, una etapa de hambruna en la que su influencia es irrelevante. Lo que diga y ofrezca su líder, al igual que ocurre con PP o Ciudadanos, minoritarios en Cataluña, a Mas se la trae al pairo porque, entre otras cosas, la política de CiU le ha llevado a un grado de dependencia con Esquerra, a la que ha ido alimentando con mimo, en el que es prácticamente imposible el paso atrás.

Como declaración de principios, lo de Iceta queda bien porque remarca la postura oficial de los socialistas con respecto a la consulta soberanista, y en ese sentido, el líder del PSC ha hecho lo que tenía que hacer; ahora bien, de ahí a pensar que sus declaraciones van a ser el tema del mes en la cantina de la Generalitat, hay un trecho. Lo que va a ocurrir de aquí al 9 de noviembre no lo sabe todavía ni el propio Mas, que anda diciendo una cosa u otra dependiendo del auditorio e intentando cuadrar el círculo que le permita salir del paso sin que Esquerra se lo coma crudo, que es, por otra parte, lo que más le convendría a ERC: que CiU pegue un petardazo, quedarse ellos con todos los votos independentistas y hacerse con el gobierno para seguir utilizando el victimismo como inversión rentable.

Que ahora aparezca Iceta haciendo de consejero espiritual está muy bien, pero lo que ha dicho, lo ha dicho para los suyos y sabiendo que su oferta de apoyo a CiU a cambio de que reniegue de ERC es como pedirle a un cojo que renuncie a sus muletas por un par de mondadientes.