César Lumbreras

¡No nos quieren!

La frase que da título a esta columna salió días atrás de la boca del presidente de la diputación de una provincia que, en principio, no debería tener problemas para volver a ocupar este puesto después de las elecciones municipales. Es del PP, de los que se patean un día sí y otro también los pueblos, hablan con los alcaldes y concejales de su partido y de los otros grupos políticos y están en permanente contacto con los ciudadanos de a pie. Me confesaba, con una cierta incredulidad y tristeza, que percibe algo de animadversión en una parte de los habitantes de esa provincia, insisto que vota mayoritariamente al PP, y que en resumidas cuentas, no se siente querido, no como persona, sino como un cargo electo de este grupo político. Está preocupado y no acaba de entender qué es lo que está pasando, hecho todavía más grave si se tiene en cuenta que se mueve por territorio amigo. Me decía que, «a ver si se enteran en Madrid, porque tal y como están las cosas, con la mejoría económica no basta para ganar».

Por otro lado, detecto que altos cargos de los ministerios y de empresas públicas dependientes de la SEPI se están buscando la vida. Es el momento de aprovechar estos últimos meses de legislatura para conseguir, por ejemplo, un puesto en el exterior, en alguna embajada o en algún organismo internacional, donde reine la tranquilidad y se cobre un buen sueldo. En ciertos ministerios hay sensación de desbandada. Lo mismo que el citado presidente de la Diputación, no las tienen todas consigo, ante la posibilidad de que en las elecciones municipales y autonómicas, primero, y en las generales, después, el PP pierda el poder.