Obligados al pacto

PP, PSOE y Ciudadanos están obligados a algo más que a una simple abstención para que gobierne en minoría el partido más votado. Ninguno de los tres, y los que quieran sumarse, puede obviar las necesidades de España, más cuando la política está supeditada a la economía. Y la única política económica que puede gestionar el Gobierno es la fiscal porque la cambiaria y la monetaria competen al BCE. Y ésa impone hoy por hoy compromisos ineludibles para el desarrollo y para salvar el futuro de todos, que deberían apoyar los citados.

Así lo expuso un conocido analista, quien llamó la atención sobre la paradoja en el escenario español: con los tipos de interés al cero por ciento y el crecimiento económico del tres, se deberían ir equilibrando las cuentas y, sin embargo, la deuda sigue subiendo. ¿Dónde está el problema? En el gasto. Se gasta lo que no tenemos, afirmaba el experto. «España vive por encima de sus posibilidades, y no se lo puede permitir».

Es imprescindible rebajar el gasto, porque los impuestos no pueden incrementarse más. Ni el de sociedades –el adelanto en el pago no pasa de ser un invento de «pan para hoy y hambre para mañana»– ni el IRPF cuando el 90% son «milennials», ni el IVA que ya está en el 21%.

Y para rebajar el gasto, no queda más remedio que entrar en los grandes capítulos presupuestarios, porque «tenemos una Sanidad pensada para mucha gente joven y poca gente mayor, la Universidad descontrolada en el gasto y sin prestigio en su enseñanza, según las encuestas reconocidas, las comunidades autónomas deficitarias y algunas prácticamente en quiebra... Todas requieren un gran acuerdo nacional. No cabe otra que ajustar el modelo español a la realidad. Y los tres partidos constitucionalistas deben ser conscientes. Así es la vida.