El desafío independentista
¿Oprimida o privilegiada?
En estos momentos graves para España, la propaganda separatista actúa con todo el furor y desprecio a la verdad, sobre todo la dirigida al extranjero, consistente en la presentación de una Cataluña democrática oprimida por una España dictatorial. «Help Catalonia», el sonrojante vídeo, copiado del Maidán ucraniano, y producido por la subvencionada asociación «Ómnium Cultural», es una mentira más en el descomunal edificio propagandístico construido desde que el nefasto Jordi Pujol comenzara a diseñar el régimen totalitario que ha conducido a la fratricida situación actual. La historia le reserva negras páginas por ello. Cuando el Estado de derecho haya completado la restauración del imperio de la ley en mi maltratada tierra natal, nuestros gobernantes presentes y futuros no pueden cometer más errores. Muy al contrario, será el momento de comenzar a desarraigar la enfermedad totalitaria que ha contaminado muy profundamente a toda la sociedad catalana desde las escuelas de adoctrinamiento separatista hasta los medios de comunicación dignos de la Unión Soviética. Tras décadas de todo tipo de patrañas históricas, el lema central de los últimos años ha sido ese absurdo «España nos roba» que, aunque haya sido desmontado de mil maneras, sigue siendo dogma de fe para muchos catalanes. Por eso es muy importante prestarle especial atención. Pero no con una mirada miope sino con la debida perspectiva que encuadre el papel de Cataluña en España a lo largo de la historia. Aportación esencial sobre este asunto es el recientísimo libro de Jesús Laínz, «El privilegio catalán», que lleva el significativo subtítulo de 300 años de negocio de la burguesía catalana y que he tenido el placer de prologar. Porque, efectivamente, la clave del problema separatista catalán es esa burguesía que, desde la llegada del primer Borbón, se ha enriquecido precisamente por la pertenencia de Cataluña a España y por el privilegiado trato que ha recibido gracias a las políticas proteccionistas de todos los gobiernos españoles desde Felipe V hasta Franco. Esa burguesía se enriqueció en buena medida a costa de otras provincias españolas, como denunciara, entre otros ilustres catalanes, el ministro de Hacienda del Sexenio Revolucionario Laureano Figuerola. Esa burguesía fue la más patriótica e imperialista cuando el negocio estuvo en Cuba y Filipinas, pero también la primera en apuntarse al separatismo cuando aquel negocio desapareció. Y la que, ante el terrorismo anarquista de los años 20 y la revolución marxista del 36, se echó en brazos de Primo de Rivera y de Franco. Ochenta años después, la tragicomedia está repitiéndose. Lo sorprendente de este pequeño gran libro de Laínz es que, en poco más de un centenar de páginas, acumula sobre estos y otros muchos asuntos un arsenal de datos apabullantes tejidos en un relato singularmente ameno y trepidante. Este martes 24, apadrinado por Fernando García de Cortázar, lo presentará en el Espacio Bertelsmann, C/ O’Donnell, 10. Conociendo a Jesús y su afilada pluma, les emplazo a que no se pierdan la oportunidad de pasar un rato tan formativo como entretenido. Por el tema tratado y por la grave hora de nuestra nación, no perderán el tiempo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar