Marta Robles
Ovarios, iglesias y mezquitas
A vueltas con el asunto de Rita Maestre, debo confesar que a mí, francamente, me parece que se puede decir casi lo que se quiera.., pero no donde se quiera. Y lo mismo pasa con la indumentaria. Anteayer, por ejemplo, Rita Maestre se vistió de niña de colegio de monjas para declarar, soltó sus poco sólidos argumentos con la memoria encogida y la voz suave, y no llevó el torso al descubierto ante el tribunal –aunque ya a nadie le escandalice un pecho desnudo-, porque no era el sitio, como tampoco lo es una iglesia.
Más allá de las creencias de cada cual, que yo solo considero respetables si respetan las leyes, está el propio respeto a los espacios y a las personas. Es cierto que en España hay iglesias en muchos lugares, pero también lo es que, aunque el país sea aconfesional, las raíces de nuestra cultura son judeocristianas y una buena parte de la población es católica. Y también que celebramos la Navidad, o la Epifanía, o la Semana Santa, porque es parte de nuestra tradición, como también lo son el Carnaval o las Fallas de Valencia. Me sorprende que a alguien le ofendan las iglesias y tenga que asaltarlas. Y más que se trate de gente joven que cita el 36 y e inventa frases delirantes para insultar a los creyentes. Pero me sorprende más que, oigan, no parezcan molestarles nada las mezquitas, ni hayan pensado siquiera en pasearse por ellas enseñando la misma almeja a la que invocan en sus plegarias. Debe ser que saben que en una Iglesia nadie les tocará los ovarios, pero que en una mezquita pueden acabar sin ellos y sin todo lo demás...
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