Ely del Valle

Pactos envenenados

La Razón
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Estamos como hace una semana pero peor, porque el PSOE de Pedro Sánchez, a fuerza de comportarse como el jugador que empieza a repartir el Gordo antes de que le toque, ahora, por si fueran poco el cabreo de los barones, las críticas de Madina y la escopeta de perdigones con los que algunos le esperan, se ve acosado por los acreedores.

Estaba cantado que, después de ese gesto de cortesía parlamentaria con las que regala minutos de estrado a quienes están deseando convertirlo en leña para la estufa (al estrado y a él), les iba a faltar tiempo a los socios de Podemos que quieren formar grupo en el Congreso y que, contra todo lo previsto se han dado de narices con el reglamento, para pedir la misma deferencia. Explícales tú ahora que no se puede o que no se quiere.

Lo que ha hecho Pedro Sánchez es, simplemente, una torpeza que le pone frente a quienes, si no hubiera hecho el aspaviento del Senado, estarían embistiendo hacia otro lado. Eso sin contar con el mal sabor de boca que está dejando entre muchos socialistas de calle, que no ven con malos ojos el pacto con Podemos pero a los que les sale un sarpullido de pensar en un entente con los independentistas. Dicen desde el PP que si Sánchez ha sido capaz de saltarse la línea roja de hacer guiños a Junqueras y a Puigdemont, nadie puede descartar que no termine por saltarse la de no pactar con ellos. Mucho optimismo parece ese. Si la primera es efectivamente una línea roja, la segunda es la frontera con Melilla, la muralla china, el muro de Berlín. Rajoy lo sabe y por si las moscas, se ha puesto a hacer campaña mientras Pedro hace y deshace pactos como una Penélope que sospecha que la mortaja que está tejiendo a lo peor no es la de Laertes.