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«Pasmao»

Mira que es difícil, a estas alturas y con lo que uno lleva visto, que haya cosas que sean capaces todavía de sorprenderme. Pero la imagen de Leo Messi entrando en los juzgados de Barcelona con su padre y su abogado para declarar por un presunto delito fiscal entre vítores y aplausos, me dejó «pasmao». En seguida me vino a la memoria aquella anécdota, nunca documentada y por lo tanto más cercana a la leyenda, de la entrada en Madrid del Rey Alfonso XII a caballo. A su lado, entre otros muchos, se cuenta que una señora destacaba entre los demás por su entusiasmo a la hora de dar vivas al Monarca que, al darse cuenta de la insistencia y brío de los vítores de la susodicha, hizo una parada para agradecer, desde lo alto de su montura, tanto fervor monárquico. «Esto no es nada en comparación con lo que gritaba el día que echamos de España a su señora madre», dicen que fue la respuesta que recibió Don Alfonso que debió quedarse de una pieza. Si la historia no es cierta desde luego es absolutamente verosímil teniendo en cuenta como somos los españoles y, sobre todo, los aficionados a salir a la calle sin importar, en muchas ocasiones, si se hace a favor o en contra. Cuando llevamos meses y meses asistiendo a entradas y salidas de las sedes judiciales por presuntos delitos de corrupción, escuchando insultos y palabras gruesas contra los presuntos delincuentes, no deja de ser chocante que, ante un posible fraude fiscal de más de cuatro millones de euros, haya gente que se concentre para aplaudir al presunto, y además mostrarle su apoyo dándole, de forma explícita, muestras de ánimo ante las cámaras de TV. Que haya sido su padre, su asesor fiscal, o un pariente listo quien, según Hacienda, movía la pasta por los vericuetos de los paraísos fiscales, no significa que Leo sea tratado como un héroe despistado. Y los aplaudidores, supongo, que se abstendrán a partir de ahora de ir a otros juzgados a poner a parir a otros presuntos.