José María Marco

Post bipartidismo

El experimento andaluz ha abierto la temporada del post bipartidismo. La nueva era, tan deseada en tantos círculos, ha empezado a dar algunos frutos tempranos con la primera sesión del recién constituido Parlamento andaluz. Siguiendo una tónica de la que parece incapaz de salir, el PSOE andaluz ha colocado como Presidente a Juan Pablo Durán, una persona multada con más de 44.000 euros en 2012, por el Ministerio de Economía, a causa de la desastrosa gestión de Caja Sur. Para aclarar aún más las cosas, Durán es de los que piensan que en nuestro país sólo hay respetabilidad política en la izquierda: el PP es un partido fascista. Como lo han hecho Presidente del Parlamento de la comunidad autónoma más importante en sus manos, es de suponer que los demás socialistas piensan algo parecido... Se deduce que no hay la menor intención de enmienda.

La cacicada parece contradecir todas las buenas intenciones de Pedro Sánchez por renovar el PSOE y crear una organización moderna, lejos de hipotecas ideológicas caducas y de prácticas como las usuales en Andalucía. En realidad, la posición de Sánchez ante el asunto Rato demuestra que no lo contradicen del todo. En vez de enfrentarse a su propia corrupción, el PSOE prefiere seguir con la demagogia a la espera de desgastar al PP. Lo conseguirá, probablemente, pero a costa de desgastarse él mismo. En este asunto ninguno de los dos partidos tiene nada que ganar con atacar al otro. Hay una cierta desesperación, casi suicida, en la actitud de Sánchez, como si diera por descartada cualquier opción razonable –desde sus propios intereses– para desbloquear la situación.

En otras palabras, el PSOE descarta cualquier salida pactada antes incluso de haber tenido tiempo de sacar las lecciones de la nueva situación. Los nuevos, sin embargo, ya han empezado a mostrarnos cómo la van a manejar. Por eso la abstención de Ciudadanos en la votación de la mesa del Parlamento andaluz resulta tan interesante. Ciudadanos aprende rápido las condiciones del ecosistema político y ha preferido que el PP sólo tenga un representante. Se abstiene, eso sí, pero no deja de abrir la puerta a la cacicada socialista. No se sabe hasta qué punto esa actitud representa una llamada en dirección a los socialistas, una insinuación de disponibilidad para más adelante. En cualquier caso, han preferido optar por facilitar las cosas al PSOE, al PSOE de Durán, antes de ponerse del lado del PP. Las conclusiones, para el PP, no parecen muy difíciles de sacar.