Prestaciones y honradez

La Comunidad de Madrid ha descubierto un fraude en el cobro de las prestaciones de la Renta Mínima de Inserción. La citada renta es la que perciben aquellas personas que se encuentran en paro y han agotado el subsidio, con lo que no tienen ingreso alguno. La citada renta oscila entre los 400 a los 600 euros aproximadamente dependiendo de las cargas familiares. La partida para la citada prestación ha ido subiendo año a año, en este ejercicio se ha incrementado en más de mil el número de personas con derecho a percepción. Sin embargo, puede que el pago efectivo se vea reducido, y es que la Comunidad ha detectado un fraude y puede que más de mil personas dejen de cobrar la prestación.

No seré yo quien juzgue las acciones de personas necesitadas, pero debemos empezar a ser conscientes de que la necesidad no lo justifica todo. Incluso en las peores circunstancias la solidaridad con los demás obliga moralmente a los perceptores y sobre todo obliga a la Administración a que, a pesar de la segura crítica demagógica, sea escrupulosa en la retirada de las prestaciones a quien incumple los parámetros exigidos. De no ser así, no sólo sería culpable de la injusticia de consentir una pérdida que podría llegar a los seis millones al año de todos los madrileños, sino que contribuiría a la cultura del fraude, de la subsistencia a base del engaño para obtener prestaciones, y eso tiene un coste social incalculable.