José Ramón Pin Arboledas
Previsión y realidad
Las cifras son las que son. La UE ha pedido al Gobierno español una nueva previsión de sus variables macroeconómicas. Especialmente dos: déficit público y creación de empleo. Ambas están interrelacionadas; en España son las dos cifras básicas. La primera mide la eficacia de la gestión pública (si se cumplen los objetivos previstos). La segunda, su eficiencia (si eso repercute en el bienestar, reducción del paro en este caso, de los ciudadanos). El ministro de Economía ha presentado un cuadro macroeconómico que anuncia un déficit de las Administraciones Públicas (AA PP) del 1,6% del PIB y un desempleo del 14% en 2019, con 470.000 puestos de trabajo nuevos cada año. Una evolución que, de darse, sería eficaz y eficiente.
Pero una cosa es la previsión y otra la realidad. Esas cifras se basan en la hipótesis de que el próximo Gobierno realice las medidas que lleva implícito el cálculo. Por ejemplo, que la reforma laboral no sólo se mantenga, sino que se profundice, y que las AA PP se comprometan a la austeridad y el rigor en sus cuentas, incluidas las autonomías, que en 2015 y 2016 no lo han hecho (sólo Cataluña ha contratado 20.000 empleados públicos más con un déficit público desbocado en el primer trimestre del presente ejercicio).
Los americanos tienen una expresión muy didáctica. Se llama «wishful thinking» (pensamiento ilusorio). En eso se puede convertir este cuadro macroeconómico si el nuevo Gobierno no es consecuente. Si la cifra del déficit público a los ciudadanos les parece un frío número, la del desempleo, no. A veces lo sufren ellos o sus familias. Así que, según lo que haga el próximo Gobierno, la previsión se convertirá en realidad o no. Del voto del 26-J, de la composición del nuevo Parlamento, depende.
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