Fernando Rayón

Rajoy y Aznar

La Razón
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Cenas con el Rey Juan Carlos al margen, el encuentro de ayer entre Mariano Rajoy y José María Aznar, que algunos presagiaban tormentoso, se desarrolló por cauces de normalidad institucional y personal. Era la clausura de los cursos de verano de FAES en Guadarrama; y también se notaba el calor.

Las críticas a los pactos del PSOE con partidos radicales estaban en el guión. Pero el asunto no era el PSOE, ni siquiera el «cordón sanitario» impuesto al PP, sino las declaraciones de hace una semana del ex presidente cuando exigió a Rajoy, entre otras cosas, una rectificación a fondo en su política, y una bajada de impuestos. Para lo segundo el presidente tenía coartada, pues esta semana había adelantado la bajada de impuestos, fundamentalmente gracias a una recaudación histórica del IRPF que pronto conoceremos. Por eso, la patata caliente estaba en el cambio de rumbo del partido. Aznar dijo que quería celebrar en 2016 los veinte años de la primera victoria electoral del PP en un ambiente de éxito del partido. Pero para eso hay que ganar las elecciones generales el 13 de diciembre, que es cuando parece que serán.

No se habló mucho más de política, pero en los corrillos posteriores dio la impresión de que Rajoy y Aznar, Aznar y Rajoy, se llevan mejor de lo que parece. Tampoco pareció que jugasen a «poli bueno» y «poli malo». Simplemente se notó que estaban en campaña. No son los únicos, pero si algún partido tiene que recuperar a su electorado –incluso más que el PSOE– ése es el PP. Por eso, el doble mensaje: el económico y de futuro de Rajoy y el político y de los principios de Aznar se van a simultanear. Y esta vez, me temo, Albert Rivera va a tener que ofrecer algo más que patriotismo constitucional.