Marta Robles
Realidad y ficción
Que la realidad supera a la ficción, como decía Wilde, es algo indiscutible. Cada día nos encontramos en la prensa argumentos que en las novelas parecerían poco verosímiles, como el de esta joven dominicana a la que explotaban sexualmente su madrastra y su hermanastra, en Terrasa, gracias al propio padre de la víctima. Los detalles de esta historia no son menos sórdidos que los de la novela del reciente ganador del Premio Planeta, Jorge Zepeda Paterson , «Milena o el fémur más bello del mundo», sobre la trata de personas. Un piso de alterne, una mujer, con una madre y un hijo a su cargo, que llega a España engañada para trabajar cuidando a un anciano y acaba encerrada y obligada a mantener el mayor número de relaciones sexuales posible... Todo esto, por desgracia real, aparece en muchos relatos, supuestamente inventados, aunque casi siempre documentados en diversas investigaciones. Lo curioso es que, salvo excepciones como ésta, en la que la joven ha sido finalmente liberada y los presuntos responsables del delito detenidos, en la realidad, los finales felices suelen ser poco habituales. Un dato a tener en cuenta es que quien lee historias como ésta, siempre piensa en la infinita maldad de los proxenetas, sean padres acuciados por las deudas, madrastras y hermanastras malvadas o personas sin corazón ajenas a la familia. Casi siempre olvidan que la oferta sólo se genera si hay demanda y que tan culpables como ellos son los consumidores, aquellos que se esconden entre las piernas de las chicas esclavizadas y ni siquiera les preguntan si están allí por propia voluntad o si alguien, un día, las encerró y tiró la llave.
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