José María Marco
Regeneracionistas en acción
El espectáculo que se está desarrollando en el Parlamento permite ver el cariz de la vida política en los próximos años. Es verdad que el caso de Andalucía es un poco especial. No es del todo habitual que logre otra vez un respaldo mayoritario un partido que ha conseguido que la región que gobierna desde hace más de treinta años se sitúe entre las más atrasadas de España y de la Unión, con records absolutos en la corrupción, en la tasa de paro, en el muy pobre PIB per cápita. Así ha sido, sin embargo, y por eso mismo resulta tan interesante: en ninguna parte los nuevos regeneracionistas van a tener un campo tan fértil. Susana Díaz no convocó elecciones para lograr la estabilidad de gobierno que proporciona la mayoría absoluta. Convocó elecciones para que el PP no se aprovechara de la recuperación económica y para evitar que Podemos siguiera al alza. Y ha conseguido sus objetivos. El PP ha retrocedido y los compañeros politólogos, aunque entran en el Parlamento, no se han convertido en los elementos decisivos. De paso, Díaz se ha librado de sus socios de IU, demasiado molestos.
La maniobra, sin embargo, plantea una nueva situación que no mejora lo anterior, por mucho que prevenga desastres que hubieran podido ocurrir de otro modo. La novedad está en los dos nuevos partidos presentes en el Parlamento andaluz, los dos partidos más rabiosamente regeneracionistas de nuestro país.
En cuanto a Ciudadanos, se ha dejado comprometer en una reunión de algo más de dos horas. El gesto es legítimo, y sabemos que la gobernabilidad justifica siempre cualquier sacrificio (sobre todo los sacrificios). Aun así, resulta un poco sorprendente que un partido tan inmaculado se haya dado tanta prisa. Quizás jueguen afinidades ideológicas no tan soterradas, o bien otras de carácter, entre la grey danesa o noruega, y los andaluces. En dos días, qué duda cabe, Andalucía será un modelo de puritanismo protestante.
En cuanto a Podemos, la cosa es aún más paradójica porque el regeneracionismo de los compañeros politólogos se contempla en el espejo de Chávez y Maduro. Y si se admira y se quiere a Chávez y a Maduro, y se está convencido que el régimen bolivariano es un modelo de pulcritud, transparencia y representatividad democrática, no se sabe por qué motivos ocultos Podemos no se decide por lo menos a facilitar la investidura de los socialistas andaluces, que al fin y al cabo llevan treinta años esforzándose por seguir un camino de regeneración parecido.
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