Constitución

Respeto institucional

La Razón
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Al parecer, la alcaldesa de la capital de España tiene cosas que hacer el próximo 12 de Octubre que le impedirán asistir a los actos con que conmemoraremos nuestra Fiesta Nacional. La señora Carmena sigue así la senda de falta de respeto institucional iniciada por su compañera, la señora Colau, en Barcelona. Mal asunto éste de la falta de respeto para intentar una convivencia normal.

Ni Madrid ni Barcelona son dos ciudades españolas cualquiera. Los alcaldes nos representan a todos los que vivimos en ellas y no sólo gobiernan estas señoras para los de su morado partido político. Madrid es, además, la capital del Reino y el crisol donde se funden todas las sensibilidades de los españoles.

Los actos del 12 de Octubre –desfile militar y recepción por Sus Majestades los Reyes, principalmente– nos ayudan a no olvidar quiénes somos y lo que hemos hecho a lo largo de la Historia los españoles.

Las faltas de educación contra esos símbolos y las instituciones que los representan nos recuerdan a la vez la calidad de ciertos políticos, su falta de madurez y los procedimientos rocambolescos por los cuales han llegado al Gobierno de alguna de las ciudades más importantes de España.

Oportuno recordatorio en este momento de tener que escoger compañeros de viaje para gobernar la totalidad de la Nación.

¿Cómo vamos a respetar a quien no nos respeta? ¿Cómo pretenden encarnar el bien público los que no saben o no quieren distinguir partido político de municipio? La señora Colau ya ofendió a las Fuerzas Armadas no hace mucho y mantiene una postura ambigua con respecto a la unidad nacional. Ahora, la señora Carmena parece querer emularla o superarla.

A lo mejor habría que recordar aquello de que sólo ofende el que puede, no el que quiere. Pero hablando de quereres, yo no quiero a la señora Carmena de alcaldesa, creo que a muchos nos gustaría gritarle como hacían ellos: «¡No nos representan!». Ni a los madrileños, ni a los españoles. A lo mejor no va al desfile por eso mismo, para no oír esos gritos.