Internacional

Resulta que EE UU está con Trump

La Razón
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Esto parece un caso de Agatha Christie. Al final, el asesino será el mayordomo aunque aún está por ver quién adopta ese papel en el teatro de la confusión. Resulta llamativo cómo actúa la UE ante las bravuconadas de Donald Trump, respaldadas según los sondeos por la mayoría de los norteamericanos. Hipócritas europeos. Ahora llegan los golpes de pecho, los duelos y quebrantos. Palabras gruesas de una generación blanda. Pobres refugiados que se quedan a las puertas del sueño americano cuando aquí los hemos enviado de las playas de la muerte al infierno turco. No tuvo la culpa Trump de la vergüenza del pequeño Aylan, o de ese otro que varó en la arena de Barbate, un tierno náufrago, hace unos días sin eco mediático, como si fuera una sardina huyendo de los atunes. No recuerda Donald Tusk que a los chinos peligrosos, que retrata como una banda comandada por Fu Manchú, los hemos recibido con alfombra roja tal que a las estrellas del festival de Cannes. Cuando el presidente del Consejo Europeo escribe sobre Trump y los peligros que nos acechan pareciera que se refiera al propio organismo que le paga con más miedo que gloria. No es que no le falte parte de razón en su escrutinio banal, pero haría bien en mirarse el ombligo antes de escupir a los decretos putos y a la testosterona amarilla en una sobreactuación carnavalera como si Kichi se hubiera instalado en Polonia. Los cobardes burócratas quieren ahora tapar sus fracasos con el espectáculo de la nueva vedette mundial, que viene a hacer lo mismo pero con orgullo, que es lo que al cabo más molesta. Ahora que Europa se siente amenazada deja el lenguaje lerdo y jeroglífico para resucitar a Jean Claude Van Damme y que se bata con Clint Eastwood. Los Estados Unidos están divididos, pero Europa está desunida y ahora necesita una argamasa de dolor para que los ogros no se la traguen en un guión escrito por Andersen. Es tarde para hacer política testicular entre una legión de eunucos. Pero tal vez se esté a tiempo de fortalecer una Europa que deje de mirar a 26 electorados diferentes y avance en la unidad política. El Brexit fue un aviso que sólo provocó lloriqueos y estrategias económicas a ver quién se llevaba las migajas que dejaba la City. El mundo ha cambiado y los mendigos de Viridiana han tomado este castillo equidistante y relativista en el que los líderes de por aquí nos enseñaban las intimidades levantándose las falsas como Lola Gaos. La función alcanza su punto más patético cuando desde el Congreso de los Diputados se pide a Rajoy que se vista de pistolero y se convierta en Gary Cooper. Si la Europa que se escondió ante los órdagos de Putin, no fuera a ser que el oso manchara sus alfombras, despertara, tendría legitimidad para una defensa de lo que deberían ser sus valores. Por ahora lo único que ha demostrado es que, al contrario del payaso de Micolor, sabe llevar la corbata a la altura de la hebilla del cinturón. Levántense y anden. Y si no, sálvese el que pueda.