Asamblea de Madrid
Rubia con coleta
El concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Madrid les hizo a los periodistas esta referencia de alguien: «Rubia con coleta, no voy a decir el nombre». Hablaba de Cristina Cifuentes, Presidenta de la Comunidad de Madrid, con el habitual machismo de los dirigentes del partido que aplauden a los que humillan e insultan al PSOE.
Pablo Iglesias dijo de la periodista Mariló Montero «la azotaría hasta que sangrase», y desde Podemos defendieron a su líder diciendo que tiene derecho a expresar estas «bromas» en un ámbito privado, curiosamente la misma justificación que dan ante los tribunales muchos hombres denunciados por violencia –ejercida en privado– contra la mujer: «La amenaza no era en serio, era una broma». Los madrileños han elegido democráticamente a Cristina Cifuentes Presidenta de la Comunidad de Madrid, y como a los demás Presidentes en las suyas, le corresponde la suprema representación de la Comunidad Autónoma y la ordinaria del Estado en Madrid, según establece nuestra Constitución. Algunos políticos parece que no lo aceptan cuando hablan, a medio camino entre la ignorancia y la poca vergüenza –como diría Iglesias–, de una rubia con coleta. El color del pelo se puede cambiar fácilmente y la coleta no la lleva siempre, por eso les voy a recordar a los populistas radicales que no quieran citarla por su nombre o por su cargo, algunas cualidades de Cristina Cifuentes, que ellos no tienen, para identificarla con más precisión.
Valiente. Ya lo era antes, pero después de comprobar qué fantástica es la sanidad en España ha reforzado su valor. Hay muchos hechos que prueban esa valentía, sería suficiente ver cómo aguantó el comportamiento cobarde de un numeroso grupo que la acosó por la calle con insultos y amenazas. Era Delegada del Gobierno y caminaba sin ninguna escolta ni protección, como cualquier persona.
Capaz y eficaz. Ha sabido reunir un buen gobierno y estupendos colaboradores para una gestión que ya está dando resultados positivos en los ámbitos que ha marcado como prioritarios: la creación de empleo, los servicios públicos de calidad –educación, sanidad, transportes, entre otros–, y atención y ayuda a los que más lo necesitan.
Trabajadora incansable. Dedica cada día muchísimas horas –excesivas, con poco descanso, como le reprochan personas que la quieren–, porque conoce y siente los problemas de la gente, y los intenta solucionar.
Dialogante, no sectaria ni extremista. Capaz de llegar a acuerdos con otros partidos, como ha demostrado en su investidura.
Leal. Con los madrileños para los que trabaja, con su partido, con su grupo parlamentario, con Ciudadanos cumpliendo lo pactado, con el resto de diputados de la Asamblea a los que respeta y con ella misma, manteniendo la independencia frente a las presiones interesadas.
Luchadora contra la corrupción. Con mucha experiencia parlamentaria y de gestión en un puesto tan difícil como la Delegación de Gobierno.
Los que no quieran pronunciar el nombre de Cristina Cifuentes, ni el cargo de Presidenta, porque su respeto institucional siga siendo escaso, y si tampoco pueden dejar de hacer referencia al género, entonces deberían hablar de UNA GRAN MUJER.
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