Julián Redondo
Ruido de sables
El fallo garrafal de Casillas, premonitorio, no era ni su día ni el del Madrid. Desbordado por el Atlético en todas las zonas del campo, superado en brío, ideas, actitud, ambición y convicción, ofreció mínima resistencia y la peor imagen desde los tiempos del hambre. No sirven paños calientes ni justificación por las ausencias. Su horripilante partido no es de recibo, tan obvio como que aún encabeza la clasificación. Hechos y datos. Y detalles. Jugada antes del 1-0 que escenificó el porvenir: pierde el balón Cristiano con Juanfran, el defensa avanza, no como un cohete, precabido, y el delantero, quieto, parado, ausente, se abstiene incluso de molestar; acto seguido, pierde Isco la pelota con Tiago y le persigue hasta que consigue recuperarla. Pocos jugadores del Madrid necesitaron ducharse; si acaso, Isco, Carvajal... Ancelotti afirma que Isco es indispensable, por si acaso el malagueño no se descuida, lucha como si no tuviera el puesto garantizado, al contrario que otros, y su entrega debería servir de ejemplo al resto. En tarde de bullicio, reafirmación y jolgorio rojiblancos, las únicas noticias de la BBC procedían de Inglaterra. Frente a la desidia madridista, el Atlético expuso coraje, ideas, entusiasmo y, además, fútbol. Presión en todo el campo, salidas controladas, los contrarios, maniatados y desasistidos, el área propia un fortín, con la muralla a 30 metros del portero, y la contraria, un objetivo con más visitas que el tour del Bernabéu. El liderazgo no evitará el ruido de sables. Está garantizado.
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