Balance del Gobierno
Se acabó la campaña
En España hemos vivido la campaña electoral más larga de nuestra democracia, demasiado tiempo en el que los populistas y los que quisieron imitarlos ofrecían, especialmente a la gente más necesitada, «soluciones» simplistas y equivocadas a los problemas complejos, propuestas que han fracasado rotundamente en los países en los que se han puesto en práctica. No hace mucho nos hablaban constantemente y con mucha afición de Chávez y de Maduro, y de la colaboración y asesoramiento que prestaban a esas políticas, incluso denunciaban que había intereses económicos que silenciaban la información de su admirado chavismo; sin embargo, ahora, si se les nombra Venezuela o se recuerda lo que dijeron e hicieron, parece que se les insulta y se les ofende.
Una cosa es predicar y otra dar trigo, y éste es el momento de las realidades, de la lealtad institucional con el Gobierno para mejorar la calidad de vida de los españoles, y no de pensar en las expectativas de voto o en la promoción personal por disputas internas de partido. Hay que trabajar duro cada día, también en aquellos temas con los que no se va a salir en televisión ni se van a publicar fotos, aunque a algunos «actores» políticos les cuesta hacerlo porque no están acostumbrados.
En la campaña «interminable» se hicieron, y hasta se publicaron en manifiestos, afirmaciones tan falsas como ésta: «No debemos permitir cuatro años más de un gobierno del PP que ha traído el empobrecimiento». Los españoles son conscientes de la situación tan difícil en la que viven muchas personas y lo mucho que todavía queda por hacer para ayudarlas pero todos tienen muy claro cuándo se produjo el empobrecimiento con tres millones y medio más de parados, y eso ocurrió antes de que llegara Mariano Rajoy al Gobierno y de que adoptara las medidas que han logrado mejorar notablemente la situación.
Es tiempo de decir la verdad cuando se analicen los problemas para poder adoptar medidas acertadas que los puedan resolver. Además, cuando los ciudadanos conocen los hechos no se creen las falsedades, ni la mentira mil veces repetida se convierte en verdad.
Son tantos, y tan importantes, los problemas que tenemos que sobra la demagogia y la charlatanería. Sólo desde la seriedad y el rigor se deben abordar innumerables asuntos de muy diversos ámbitos que nos preocupan a todos, como los que tienen que ver con hechos gravísimos que se repiten con terrible frecuencia en los que son víctimas los niños. En unos pocos días de noviembre nos enteramos de noticias tan dolorosas como éstas: muere una niña de doce años por un coma etílico en San Martín De la Vega (Madrid); cuatro detenidos por violar durante dos años a una menor con el conocimiento de su madre en San Bartolomé de Pinares (Ávila); acusada una pareja por la muerte a golpes de su bebé en Málaga; investigan en Álava una trama de prostitución de menores tutelados por la Diputación; hospitalizado un niño de siete años apaleado por compañeros en un colegio de Sevilla.
Como por desgracia estamos viendo, en la protección a la infancia y a los menores todos los esfuerzos que se dediquen serán pocos, y es evidente que hay otras muchas cuestiones de gran trascendencia, en las que también habrá que esforzarse,que exigen la máxima responsabilidad de todos, sin protagonismos absurdos.
Es hora de dejar de mirarse el ombligo. Se acabó la campaña. Hay mucho que hacer para que en España la vida de la gente siga mejorando.
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