Siempre con las víctimas

Si el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo decide mañana anular la «doctrina Parot», no sólo habrá perdido toda su credibilidad para la práctica totalidad de los españoles sino que habrá dinamitado principios básicos inherentes a la impartición de la Justicia. No puede haber Justicia si no se aplica con proporcionalidad y, desde luego, sin tener en cuenta a las víctimas. No lo parece entender así el citado TEDH a juzgar por las dudas que le entran al afrontar la aceptación de la doctrina Parot, que los Tribunales españoles, tan dignos y cualificados o más que los continentales, han declarado legales.

Europa, incluidos estos magistrados, debería saber que la democracia en España existe desde 1977, año de elecciones libres, y ratificada definitivamente desde el 6 de diciembre de 1978. Si antes de estas fechas, el asesinato no podía justificarse por el respeto a la vida humana que siempre debe prevalecer, después del pronunciamiento general de todos nosotros debe ser perseguido y reprimido rigurosamente a través de las leyes.

EL TEDH de marras no puede pronunciarse al margen de las instituciones de los países que componen el conglomerado continental. Una sentencia aboliendo la doctrina Parot propiciará la libertad de más de 60 presos etarras y una treintena de criminales –el implicado en el abominable crimen de las niñas de Alcácer, Miguel Ricart entre otros–. Además, puede provocar una reacción en la sociedad española contra esa institución y similares presionando a nuestro Gobierno a tomar cartas en el asunto. Si la credibilidad de la Unión Europea ya se está en entredicho en las diferentes naciones en crisis, con el fracaso de la aplicación de las duras medidas y recortes sociales, que no están demostrando la eficacia esperada, sólo falta que ahora fallen en favor del terrorista, el asesino y el violador. Para eso, las personas de bien preferimos su disolución. Así es la vida.