Irene Villa

Siempre positivos

La Razón
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Hace pocos días revelaba LA RAZÓN que hemos convertido Internet en un consultorio médico: más del 60% de los españoles busca información sobre salud en la red. Los buscadores tradicionales copan el 85% de las consultas. Me identifico totalmente. La primera vez que sentí miedo e impotencia (y la única, de momento) fue cuando se me ocurrió buscar en Internet la bacteria que tenía alojada en mi fémur. Leí de todo y nada positivo. El hecho de enfrentarte a una difícil operación, a una infección, o a un diagnóstico imprevisto por un accidente, una lesión o cualquier tipo de hecho desafortunado genera una serie de miedos y dudas que nos acaban conduciendo a la red, o lo que es lo mismo: el oráculo más accesible de todos los tiempos, uno de los lugares en los que cabe muchísima información y no toda fiable. Ese ciberespacio al que debemos tantos avances y comodidades por la gran accesibilidad y la democratización de la información, el conocimiento pasa a convertirse en un peligro y mal consejero cuando damos con esa gran parte incorrecta e incluso negligente. Cierto que las consultas on-line son rápidas y no requieren esperas ni desplazamientos, pero como mucho sirven para resolver dudas básicas, y es que muchas veces pueden equivocarnos e incluso llevarnos a la más pura desesperación. Es esa caja de Pandora que nunca quisimos destapar. Hay miles de páginas que cuentan casos alarmistas y estremecedores que, lejos de ayudarnos, vemos como puras amenazas. Al menor síntoma, ya estamos tecleando en busca de causas y consecuencias y aparece la cibercondría, una hipocondría digital que nos roba hasta el sueño. Las enfermedades no se manifiestan en todos por igual, los síntomas a veces pueden dar lugar a equívocos, ciertas respuestas en blogs pueden incluso desencadenar crisis de ansiedad y el autodiagnóstico o peor aún: la automedicación, pueden despertar otras afecciones. Así que tratemos de leer sólo lo positivo y obviar lo negativo, porque son los pensamientos, siempre positivos, los que casi siempre son determinantes para curarnos.