Enrique López

Soplar y sorber no puede ser

Incompatible es aquello que no puede existir, ocurrir o hacerse al mismo tiempo que otra cosa, y cuando surge una incompatibilidad hay que elegir, puesto que no caben términos medios. Esto es lo que está ocurriendo con el Gobierno catalán y su máximo responsable, o se cumple con la legalidad vigente o no, o se obedecen los mandatos de la leyes y del Alto Tribunal o no, y las consecuencias de ambas decisiones son perfectamente conocidas por aquel o aquellos que deben tomarlas. Se califica de hostilidad la actuación de un Estado que hace aquello que hacen todos los estados de Derecho, hacer cumplir la Ley; hostilidad significa oposición, enemistad o antipatía, y en este caso ni hay oposición, puesto que no hay opciones al cumplimento de la Ley, y por supuesto, ni hay enemistad o antipatía. Sí es cierto que responsables políticos catalanes están generando este sentimiento en Cataluña hacia el resto de España. Pero ni Cataluña ni el resto de España son entelequias, somos millones de habitantes que también sentimos, y sentimos mucho lo que está ocurriendo. Puede ser que alguien en su fuero interno, y así es de esperar, quiera cumplir con la legalidad y acudir al diálogo para buscar soluciones –que las hay–, desde el diálogo y dentro de la Ley cabe mucho; pero quizá se vea arrastrado por otras personas muy irresponsables a trasladarse a un plano de ilegalidad, y no sepa cómo salir del lío en el que nos ha metido. En este momento se espera de los políticos lo mejor, y lo mejor es cumplir con la Ley. Muchos somos conscientes de que cumplir con la legalidad exige más arrojo y valentía que dejarse llevar por los irresponsables, pero en esta valentía confiamos, puesto que no hay lugar para la cobardía.