José María Marco

¿Sorpresa?

Los electores británicos han dado un nuevo ejemplo de sensatez y de inteligencia política con el respaldo, casi abrumador por lo inesperado, al partido que ha sacado a su país de la recesión y los va a conducir, si todo va como hasta ahora, fuera de la crisis. Cameron no es una figura carismática, ni un caudillo regenerador: es un político que sabe que los intereses generales de su país, es decir de los británicos, son inseparables de la solidez de un sistema político democrático y liberal, con partidos políticos fuertes e instituciones respetadas –como la Monarquía, sin ir más lejos.

No es fácil trasladar resultados como estos a nuestro país. Hay, eso sí, algunas similitudes llamativas. Una de ellas es la apuesta por la economía de los dos partidos en el gobierno. Otra es la reticencia de Cameron y Rajoy a asumir liderazgos fuertes, liderazgos que, al parecer, resultan imprescindibles en una sociedad tan compleja, abierta y cambiante como la nuestra. La experiencia británica indica lo contrario: cuanto más autónoma y diversa es una sociedad, menos necesitará de liderazgos fuertes que le digan a la gente lo que tiene que hacer, o que tiene que depender del político de turno si quiere salir adelante. Gran Bretaña no ha avanzado hacia la dependencia. Ha dado un paso, uno más en una larga historia, para seguir afianzando la autonomía de la sociedad, que es tanto como su prosperidad.

Por otra parte, es cierto que cuanto más autónoma, mejor preparada y más consciente de su fuerza esté una sociedad, más requerirá instrumentos y cauces de participación. El Partido Popular lo tiene todo para ofrecerlos. Militantes leales y sacrificados, cuadros excelentes y bien preparados, gente joven que forma parte de la sociedad que está emergiendo de la crisis... Habiendo realizado el gigantesco esfuerzo de poner a la sociedad española en la tesitura de salir de la recesión y de la crisis, esta parte no debería ser tan complicada. Por ejemplo, la gente al mando del PP podría preguntarse por qué algunos de los nombres más significativos de Ciudadanos han pasado por la órbita de su partido... Tal vez –aunque no es seguro– esto pueda facilitar pactos más adelante. No estaría de más intentar conectar en serio con quienes van a decidir el futuro de España de aquí a muy pocos meses: escuchándoles dándoles la palabra. De hacerlo así, es probable que en España se repitiera una sorpresa como la ocurrida en Gran Bretaña esta misma semana.